—¿O-Owen? —tartamudeó, sujetándolo mientras el pánico se apoderaba de ella más rápido de lo que jamás podría haber imaginado.
—Estoy bien —gimió él cuando su mano tocó donde la bala había impactado.
—No, no lo estás. ¡Estás sangrando! —Leonica señaló lo obvio; desde el rincón de sus ojos vio a Stuart riendo y se giró hacia él con una mirada dura.
—Está sangrando —repitió de manera burlona, riendo aún más fuerte de su propia broma.
—¡Cabron enfermo! —escupió Leonica, el aliento trabajoso pasaba por sus dientes apretados—. Vas a pagar por esto.