Anastasia permanecía junto a su ventana, observando cómo Leonica y Ashley se subían a su coche, la primera deteniéndose para despedirse con la mano, a lo cual ella respondió aunque no pudiera ser vista, antes de que se marcharan.
Mientras veía alejarse el vehículo, escuchó el sonido de su teléfono sonando desde su estudio. Se dirigió hacia él, murmurando por lo bajo cuánto odiaba atender a clientes tarde en la noche mientras tenía trabajo extra que hacer, ya sabes, cosas que solo los abogados podrían entender.
Cuando llegó a su estudio y localizó su teléfono debajo de un montón de crecientes casos de clientes, el teléfono estaba en su segundo timbre. Tomando un momento, estudió el número desconocido que llamaba, frunciendo el ceño mientras intentaba recordar cuál de sus clientes tenía ese número.
Tras mucho intentarlo y reflexionar, Anastasia contestó el teléfono al tercer timbre.
—Habla la Abogada Johansson —dijo una vez que el teléfono estuvo nuevamente pegado a su oreja.