Al día siguiente, Leonica había tomado justo el tiempo suficiente de su agenda laboral para llevar a Ashley a la escuela ella misma.
Al llegar al estacionamiento de la escuela y mientras Leonica recogía su mochila y lonchera, el niño se volvió hacia ella.
—¿Mami? —la llamó.
—¿Sí, querido? —respondió Leonica mientras intentaba asegurarse de haber empacado todo lo que necesitaría para el día escolar, más temprano en la mañana.
—¿Cuándo puedo ir a ver a papá de nuevo?
Ella se detuvo ante su pregunta y lo miró. —¿Cómo?
—No he visto a papá en mucho tiempo —Bueno, no mucho tiempo, solo las últimas dos semanas en que ella le había impedido visitar a Gabriel porque pensaba que sus posibilidades de despertar disminuían con cada día que pasaba. En resumen, su intención era asegurarse de que el niño menor no se lastimara cuando su padre ya no despertara. Y también esperaba que lentamente, él olvidara a Gabriel.