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—Arriba, arriba, Margarita —gritó Tara—. Como has sentido la necesidad de no hacer más que compadecerte las últimas semanas, ¿qué tal si corremos hasta que yo diga basta? Necesitas sacar esos nudos.
Suspiro y miro a mi familia buscando que me rescaten.
—No hace falta que los mires. Nadie puede salvarte. Eres mía para las próximas horas. Un poco de carrera no hará daño. De hecho, puede ayudar a aclarar tu mente y darte algo de perspectiva.
—Ugh, no estoy de humor para esto. ¿Realmente tengo que hacerlo? Ya no es divertido —me quejo dando a mi padre mi mejor mirada de cachorro.
Soy muy consentida por mi papá. Mis ojos de cachorro normalmente consiguen lo que quiero. Ahora mismo, solo quiero volver a mi habitación. Me ocuparé de todo esto más tarde. Sé que necesito volver a la tierra de los vivos y planeo hacer exactamente eso, pero en mis propios términos.