—Justo cuando iba a preguntar de nuevo, escuché —Sorpresa, perra— de mi verdadera mejor amiga y Beta, Tara.
—Tara —grito—. ¿Cuándo? ¿Cómo? Estoy tan emocionada que apenas puedo formar una frase coherente.
Corrí hacia Tara y salté a sus brazos.
—Supongo que eso significa que estás feliz de verme. ¿En cuanto a cuándo? Acabo de llegar hace como 30 minutos. ¿Cómo? Conduje como una persona normal —dijo Tara, mirándome incrédula.
—De todos modos, ¿quién está cuidando de la manada mientras estás aquí?
—Perra, por favor. ¿Acaso no me ocupé de la manada cuando estabas en tu fiesta de la autocompasión y no te levantabas de la cama? Ahora no me cuestiones porque finalmente sacaste tu pequeño trasero de la cama —dijo Tara, rodando los ojos de manera dramática.
