—Esta vez, fue un encuentro apasionado conocido, pero Su Xiaoxiao ya había agotado todas sus fuerzas con solo un beso. No le quedaba energía para responder ahora. Se sentía como una pequeña gatita siendo acosada, lloriqueando lastimeramente, pero no había misericordia por encontrar.
Jiang Yexun parecía algo obsesionado, deseando desesperadamente escuchar un llanto más lastimero de la chica en sus brazos.
Su Xiaoxiao se sentía como un pequeño bote flotando en el mar, experimentando una tormenta con riesgo de volcarse en cualquier momento. La tormenta no amainó hasta que su pequeño bote finalmente se volcó.
Los ojos almendrados de Su Xiaoxiao estaban medio cerrados, con una humedad brumosa y olas relucientes. Aunque su expresión parecía carente de vida mientras intentaba calmar su acelerado corazón, llevaba un encanto fascinante que hacía irresistible para cualquiera querer grabar su imagen en sus ojos.
