Connor rodeó con sus brazos la cintura de Annette y fue a la oficina de Darren. Darren quedó atónito por unos segundos antes de tartamudear —Alfa Connor, qué sorpresa. ¿Hay algo en lo que pueda ayudarle?
—Sí. Estoy aquí para ajustar cuentas contigo.
Darren pensó por un momento. —Alfa Connor. No entiendo muy bien a qué se refiere. Por favor, acláremelo.
Connor sonrió —Viste que vine con Annette. ¿No entiendes a qué me refiero? Señor Crace, parece que no es tan inteligente como pensaba. No debería haber confiado tanto en usted y dejarle cuidar a Annette.
El señor Crace miró a Annette, sus ojos llenos de interminable incomodidad.
Annette jaló de Connor.
Connor actuó como si nada hubiera pasado y le acarició la mano con calma. Alzó las cejas y le dijo a Darren —¿Entonces? ¿Todavía no entiendes por qué estoy aquí?
Darren miró a Annette. No era estúpido y dedujo la razón.