No importa cuán oscuro fuera el polarizado de la ventana, la gente aún podía ver el contorno de las manos de Yvette.
Ella estaba tan enfadada que pateó a Lance, pero él mantuvo sus rodillas contra las pantorrillas de Yvette.
Hicieron algo de ruido, y el coche se balanceó de nuevo.
Lance entrecerró los ojos y dijo en voz baja:
—¡Si te mueves de nuevo, el coche podría desmoronarse!
Yvette inmediatamente se detuvo. Entró en pánico y quiso mirar afuera, pero Lance la agarró de la cintura.
Mientras Yvette luchaba, su ropa se subió, revelando la piel clara de su delgada cintura.
Lance tocó la cintura cálida y suave con sus dedos fríos. Sintió que sus dedos estaban en una fuente termal fluyente. Era tan cómodo que Lance quería más.
Se acercó a Yvette y dijo en voz baja y sexy:
—El auto se está sacudiendo. ¿Qué pensarán?
En un instante...
El rostro pequeño y hermoso de Yvette se sonrojó.
Cuando el coche se balanceaba de esta manera, todos sospecharían lo mismo.