—Él la besó apasionadamente.
Yvette podía sentir sus suaves labios y oler su intenso aroma masculino.
—Lance apretó su agarre sobre su muñeca, sin ninguna intención de dejarla ir.
Incapaz de liberarse, Yvette se puso ansiosa.
Su corazón latía fuertemente. Sus respiraciones se entrelazaban.
Solo había una cosa en la que podía pensar.
Loco.
—Lance estaba loco.
De repente, el aroma intenso fue reemplazado por un olor a óxido.
Era sangre.
—Yvette sintió que estaba a punto de enloquecer. Su mente estaba inundada de pensamientos que la paralizaban.
La lengua de Lance presionaba contra la de ella mientras la besaba profundamente.
Ambos abrieron los ojos. La mirada de Yvette se encontró con la suya.
Ella intentaba escapar, mientras él la mantenía junto a él.
Cuando Lance aflojó un poco después del largo beso, Yvette le mordió el labio inferior sin dudarlo.
—El dolor hizo que Lance la soltara.
Sin embargo, su mirada seguía fija en ella.