Al segundo siguiente, se agachó y la colocó en el asiento trasero. Ni siquiera tuvo tiempo de cerrar la puerta del coche. Se inclinó, pellizcó su barbilla y la besó fuertemente en los labios tiernos.
Yvette extendió la mano y agarró su camisa con fuerza. Se desabrochó un botón, pero a él no le importó. Por el contrario, cuando ella abrió la boca con enfado, él se tragó la punta de su lengua y succionó con fuerza, haciendo que el cuero cabelludo de Yvette se entumeciera.
Finalmente, la soltó satisfecho. Yvette estaba tan enojada que levantó la mano, pero fue atrapada por él, que la miró con ojos profundos.
—¿Quieres ser mi chica? —Cuando él dijo eso, Yvette ni siquiera quiso golpearlo.
Parecía saber dónde estaba su punto débil, y lo sabía cada vez.
Yvette estaba muy enfadada, pero se sentía profundamente impotente. Odiaba su relación con él ahora.
En su memoria, la aparición de Lance le dio la imagen de luz.