—Mi pecho se comprimía mientras observaba a Xander y a mi mamá hablando en tonos bajos en la terraza —suspiré—. Llevaba los últimos cinco minutos intentando acercarme a ellos, pero me encontraba atrapada en conversaciones sin sentido con prácticamente todos en la habitación.
Él me había hecho señas para que me acercara, pero estaba atascada en el mismo lugar, masticando un gofre seco al que no había tenido oportunidad de añadirle mantequilla o jarabe debido a las extensas preguntas de mi prima Kat sobre la recepción.
Ella era la hija menor de mi tía abuela Vicky y estaba enormemente embarazada de su tercer bebé. Se había quedado dormida durante la ceremonia de la boda y no se había sentido lo suficientemente bien como para asistir a la recepción, pero estaba rogando a todos por cualquier migaja de drama o chisme que hubieran visto u oído.