*Lena*
No había visto ni había tenido noticias de Xander en una semana.
Había pasado la mayor parte de ese tiempo en la cama, sudando bajo tres gruesas mantas y unos pijamas de franela aún más gruesos mientras Heather se desvivía por mí, asegurándose de que tomara los antibióticos que el doctor había prescrito para lo que él dijo era una infección viral severa de algún tipo.
Todo me resultaba extraño. Los días pasaban en un torbellino, el día se convertía en noche una y otra vez. Sin embargo, no parecía mejorar. Mi cuerpo estaba entumecido y frecuentemente tenía escalofríos a pesar del calor que Heather intentaba darme.
Lo peor fue tener que admitir la verdad a mis compañeras de cuarto sobre lo que realmente había sucedido en Arroyo Carmesí una noche de fiebre cuando derramé sopa caliente en mi camisa y Heather me ayudó a quitármela.