*Ciana*
Acostada en la cama, Theo me atrajo hacia él y depositó un beso en mi mejilla por detrás. Mi cuerpo se acopló al suyo a la perfección. Suspiré cuando me acercó más, deslizando su gran mano sobre mi vientre.
Ya casi cumplía seis meses de embarazo y mi pancita empezaba a notarse. Siempre me asombraba al mirar mi cuerpo y cómo se transformaba y cambiaba para alojar a nuestro hijo.
Estar embarazada había sido una de las experiencias más gratificantes de mi vida. Theo y yo habíamos creado algo a partir de nuestro amor mutuo.
—Buenas noches, mi amor —murmuró contra mi piel—. Mañana es un gran día para ti.
Dejé escapar un pesado suspiro y me acurruqué más en él. —Sí, lo es.
Mañana sería mi cumpleaños 21, lo que significaba que por fin tendría la edad para transformarme y encontrar a mi lobo, y también significaba que podría reconocer si Theo era o no mi Compañero.