—Claro, Tallis y Theo pueden ser dos personas diferentes, ¡pero ambos podrían ser unos idiotas!
—Como la conversación con Tallis no llevó a ninguna parte, decidí dar por terminada la noche.
—Pero lo que no esperaba era un grupo de matones gruesos y musculosos que aparecieron de la nada, bloqueando mi camino de regreso a la casa de mis padres. Se rieron entre dientes y se cerraron a mi alrededor.
—¿Qué quieren? —pregunté bruscamente.
—Ellos no quieren nada. Sin embargo, tenemos una cuenta pendiente que saldar", la voz enojada y frustrada de Hawke ladró desde detrás de los matones.
—No te hice nada", insistí, cruzándome de brazos e intentando actuar más como un chico.
—Bueno, la última vez que hablamos, terminé noqueado y boca abajo en el suelo. ¿Me estás diciendo que no tuviste nada que ver con eso?—gritó Hawke con ferocidad.
—Aparentemente, recordaba más de lo que yo esperaba. Y tampoco estaba borracho esta noche.
—¡Agarren a este pequeño patán!—ordenó Hawke.