—¡Adelante!
La puerta se abrió solo un poco, y una mujer asomó su rostro.
Pero no era Ciana. Era esa otra chica... ¿Sofía? ¿Era ese su nombre?
—Disculpe, señor, pero... tengo una información importante que creo que necesita escuchar. No quiero interrumpir.
Solté un profundo suspiro. Claro, ella quería interrumpir. Esta chica estaba muy empeñada en asegurarse un lugar con la familia real para ella misma, aunque no estaba exactamente segura de que fuera yo quien le interesara....
—¿Qué es? —pregunté ya que había irrumpido en mis pensamientos.
Se acercó a mi escritorio y se paró al otro lado, con las manos juntas, la cabeza inclinada hacia abajo. —Se trata de su asistente, Su Alteza.
Aquí vamos otra vez. Iba a intentar derribar a Ciana de alguna manera. —Hazlo rápido.
—Su Alteza, pensé que debía saberlo, acabo de verla reunida con un hombre afuera en el bosque. Estaba hablando con él junto a esta casa en ruinas. Todo fue muy extraño.