**POV de Rosalía
No me había sentido bien en todo el día. Lo que pensé que podía ser indigestión se convirtió en unos calambres bastante severos a primera hora de la tarde, y cuando Seraphine vino a ver cómo estaba, echó un vistazo a mi abdomen y dijo —Señorita Ro, querida, ¡estás de parto!
Atónita, dije —Pero... aún no es el momento. Todavía tenemos unos días.
Seraphine se rió —Los bebés llegan en su propio horario, no en el nuestro. Vamos a hacerte más cómoda y luego haré una revisión completa para ver cuánto tiempo tenemos.
No discutí con ella. Aterrada como estaba de dar a luz, estaba lista para tener a mi bebé conmigo. Confíaba en que Seraphine sabía cómo cuidarme, y no tenía dudas de que aseguraría un parto seguro para mí y para mi bebé.