**Punto de vista de Soren**
Rosalía se había mudado.
Era difícil saber que había dejado la casita detrás de mi casa, pero al menos se había mudado a una casa que yo poseía.
Si no podía quedarse en mi casita, en mi hogar, al menos seguía estando bajo mi ala de una manera diferente.
La venta se había apresurado, pero servía a mi propósito, así que era suficientemente buena. Como extra, la casa se había comprado bastante barata de todas formas.
No estuve allí para la mudanza porque acababa de regresar del norte. Me froté las sienes; los suministros que iban al norte habían sido entregados como esperábamos. Todo lo demás estaba arreglado y bajo control. ¿Por qué tenía esta sensación de que algo iba a salir mal?
—Ya estamos aquí —dijo Thomas—. Hora de poner tu sonrisa.
—Solo cállate —rodé los ojos—. ¿Está todo listo?
—Por supuesto —Thomas era competente, pero no estaría de más verificarlo dos veces.
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