Después de ducharme, acababa de ponerme una de las camisas de Tobias cuando escucho sonar un teléfono. Él caminó hacia donde estaba cargando al lado de la cama, lo recogió y contestó, parecía un teléfono satelital. —¿Qué? —Su voz sonaba enfadada. Theo sale, claramente escuchando a quienquiera que esté hablando al otro lado. Tobias cuelga abruptamente el teléfono, sin siquiera decir adiós.
—Puedo ir yo —dice Theo. Lo miro confundida. Tobias niega con la cabeza. La llamada claramente lo ha enfurecido.
—No, iré yo. Tú cuida de Imogen —dice él, entrando en el vestidor y saliendo con un traje.
—¿A dónde vas? —pregunto, aunque ya creo saber que lo han llamado al trabajo.
—Al trabajo, ahora quédate con Theo y compórtate —niega con la cabeza.
—No soy una niña Tobias no me hables así —discuto. Él alza una ceja claramente enfadado por mi actitud.
—Por favor, ¿podemos ir? Solo quiero recoger algunas cosas.
—No, no te vayas de aquí, Imogen.