—¿Qué estás haciendo, Blake Chávez? —Catherine inmediatamente pronunció mi nombre completo con furia.
Miré su pequeño cuerpo atrapado entre mis brazos. Era como una pequeña conejita asustada ansiosa por escapar.
—Catherine, ¿por qué sigues ignorando mi existencia? —Me incliné hacia adelante deliberadamente.
Estaba seguro de que esta mujer no podría escapar mientras yo quisiera mantenerla a mi lado.
Era demasiado débil para aflojar mi agarre. Solo necesitaba usar un poco de fuerza para someterla y domarla.
Pensando en esto, no pude evitar acercarme un poco más. Un suave aroma emanaba de su cuerpo ya que acababa de tomar un baño.
A diferencia de las ricas especias sintéticas, el suave aroma parecía provenir de su cuerpo. No era grasoso pero sí tentador. Estaba desesperado por tomar unos cuantos bocados.
Entonces, un olor familiar pero indescriptible apareció, recordándome a la madera de pino o al pasto de primavera.