—¿Ahora qué tan estúpido es eso? —dijo el Gran Cocinero y una ráfaga de risas llenó la cocina.
—¿Estúpido? —preguntó Belladonna, apartando la mirada del hombre que no parecía dispuesto a ofrecer ninguna explicación, hacia la dirección de donde había escuchado la voz que prometió una historia.
—Es un nombre de un cuento infantil.
—Cuento de hadas —otro proporcionó.
—Quieres decir, cuento de hadas.
—Es estúpido, ¿lo crees? —añadió el Gran Cocinero.
—¿De qué trata el cuento de hadas? —preguntó Belladonna. Por alguna razón su corazón seguía latiendo fuerte, el sonido de este abrumaba su mente.
—Niños tontos que afirman ver lo que no está ahí. Idiotas. No te preocupes por ello, Mi Señora. ¡Es todo tonterías!
Estallaron en risas de nuevo, como si esto fuera lo más ridículo que jamás escucharían.