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—Eres libre de irte —las palabras le habían llegado desde la oscuridad y Lytio dudaba de sus oídos.
—Debían estar escuchando mal, ¿o no?
—Esa voz era inconfundiblemente la del Rey y no había nadie más en todo Ignas que llevara el tipo de máscara que él llevaba para ocultar al monstruo que realmente era.
—Algo que él había fallado terriblemente en hacer.
—Algunos todavía podían verlo por lo que era y Lytio estaba entre aquellos que se negaban a ser engañados por cualquier ilusión que quisiera crear con la ceremonia e invitando a todos los jefes del pueblo.
—Lytio no era ningún tonto.
—Si fuera tan santo, no necesitaría escoger una novia cada año. Además, ¿dónde estaban las otras novias y si esto era solo una manera de escoger a la futura Reina, qué había hecho con el resto que fallaron su prueba? ¿Las había alimentado a su dragón o se había alimentado de ellas como el monstruo que era?
—No era ningún idiota.
—Su Bell no estaba segura con él.
—¡Ella no estaba segura aquí!