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—Ella la miraba inquisitivamente, casi como si pudiera verla —aunque Belladonna estaba segura de que no podía. Había estado en esta pesadilla el tiempo suficiente para saber que el Ladrón de Novias estaba haciendo un esfuerzo deliberado para que esta ilusión fuera diferente, para engañarla y hacerle creer que lo que acababa de presenciar era alguna forma de pasado.
—Como si.
—Él no dejaría que algo como una ilusión la viera pasar por alto. Eso haría que todo su esfuerzo fuera en vano. Además, él era quien las controlaba.
—¿Quién eres? —Belladonna miró hacia atrás; la puerta estaba a solo unos pasos de donde ella estaba y se preguntó quién había entrado.
Pero donde esperaba ver una figura, había un espacio vacío. La puerta ni siquiera parecía una que hubiera sido tocada.
Cuando volvió a girarse, la falsa Kestra todavía la miraba fijamente, ahora con ira en sus ojos.
—Como si pudiera ver, ¡oh dios, sí que podía verla!
—¿Ladrón de Novias? —susurró—. ¿Qué está pasando?