—Belladonna se despertó la mañana siguiente, sintiéndose absolutamente renovada y su mente una pizarra en blanco.
—Esa podría ser la noche de sueño más tranquila que había tenido desde que llegó al Castillo.
—Su rostro se iluminó con una sonrisa mientras se estiraba y observaba el resplandor rojo que emanaba ligeramente de las cortinas a cierta distancia.
—¿¡El sol ya había salido?!
—Por Ignas, se había quedado dormida más de la cuenta.
—Con rapidez, apartó la manta y saltó de la cama. Su cabeza se sentía un poco ligera, sin embargo, y casi se tambaleó. Su mano se posó sobre su frente mientras se estabilizaba, su sonrisa lentamente menguaba cuando recordó por qué se había quedado dormida en primer lugar.