—Cuanto más te conocía, más me encontraba atrapado entre dos batallas. Por un lado —levantó una mano al aire frente a él para demostrarlo, su mirada pasando ligeramente sobre ella—. Sentía que las cosas resultarían diferentes esta vez y por el otro —levantó la otra—, no podía evitar pensar que iba a ser lo mismo.
Su mirada se movió hacia la pared detrás de ella y alcanzó lo que fuera que estuviera sosteniendo su interés.
Ella oyó un suave chasquido y el balanceo de una maceta antes de sentirlo colocar algo en su cabello, el ligero peso descansando en la esquina de su oreja izquierda.
Era una flor.
Después de eso, él se retiró.
—Así que me sumergí en mi trabajo para alejar los pensamientos. Fue un momento de duda personal que más lamento. Mis acciones te empujaron directamente a sus brazos. Si hubiera sido mejor, me lo habrías dicho la primera vez que empezaste a tener sueños extraños sobre él.
Belladonna se sonrojó.