Sus esbeltas manos acariciaban su espalda parcialmente desnuda pero Belladonna permanecía rígida en su abrazo sereno y avasallador.
—¿Era esto aún una ilusión?
La puerta se abrió de golpe, pero con su rostro enterrado en el hombro de Lady Kestra, no podía ver nada. Belladonna se preguntaba si la persona que salía sería una novia y luchó por salir del abrazo, alejándose solo para ver que era Collin, guiando a Raquel fuera de la habitación.
—¿Estaba aún soñando?
—¿Por qué estaban sucediendo tantas cosas extrañas?
Había un aura inusual que podía percibir en el aire, sin embargo, se sentía sospechosamente calmante.
Demasiado calmante.
—Raquel —su voz era jadeante cuando la llamó—. Sus piernas daban pasos desesperados y vacilantes para alcanzar rápidamente a la única persona que se sentía un poco cercana al hogar en toda esta situación.