Belladonna quería decir algo a eso, algo sin duda reconfortante, pero se había recostado sobre la mesa, su mano resbaló un poco, haciendo que algunos de los rollos cayeran al suelo.
—Lo siento mucho —dijo apresuradamente mientras se dirigía al suelo y comenzaba a recoger los rollos que se habían esparcido por todo el suelo.
—Está bien —dijo él a cambio, levantando cada uno con cuidado, como si fueran huevos preciosos y temiera romperlos.
Mientras los recogía, la curiosidad se apoderó de ella y se encontró desenrollando uno para verificar lo que contenía.
—Mi cabello —sonrió, mirando la pintura.
Él había acertado, tenía el tono exacto para ello.
Eso le recordó cómo sus dedos siempre encontraban el camino hacia su cabello. Nunca le había dado mucha importancia, pero ahora que esta pintura estaba en sus manos, se sentía tan reconfortante ser deseada así.
Eli la miró desde su posición agachada, antes de ponerse de pie y dirigirse a la mesa para dejar los rollos que había recogido.