Ella sacudía la cabeza de un lado a otro miserablemente. En ese momento, su cerebro se había apagado, no pensaba en cómo él la castigaría por hacer esto.
—Por favor... —susurró de nuevo, con los ojos aún cerrados fuertemente, sabiendo que él no quería que ella lo viera. Abrió sus muslos para él, su cuerpo se levantaba descontrolado en la cama esperando su abrazo.
El silencio era ensordecedor.
En el fondo de su mente, sabía que él podría levantarla a la fuerza y volverla a su posición anterior. Él tiene la fuerza de muchos hombres y fácilmente podría darle la vuelta.
Ella esperó a que él lo hiciera, sus ojos cerrados fuertemente. El aire nocturno azotaba, haciéndola sentir fría y vacía.
Entonces, sintió que su mano empujaba su cabeza y la levantó para él. Cuando sintió la familiar sensación de la venda bajando alrededor de sus ojos, una profunda sensación de alivio y placer provocó que más lágrimas le salieran.