—En la comodidad de su habitación, el Rey Lucien escribía notas sobre la situación financiera del mercado bajo de Salem y sus mejoras.
—Naturalmente, debería ser el Contador Real quien escribiera sobre ello, pero le había instruido al contador que lo dejara. No por otra cosa, sino porque es una buena manera de agotar el cuerpo.
—Quién sabe, quizá esta noche pueda dormir relativamente bien.
—Consideró ir a la habitación de Vetta. Luego, descartó la idea; los libros de finanzas necesitan actualizarse.
—Mientras escribía, los gritos de la chica resonaban en su cabeza. Con cada garabato, el grito angustioso de ella aumentaba en su mente. Y entonces, había visto a Danika.
—Hoy, vio a una Danika diferente. Vio a la princesa y vio a la esclava. No vio a la hija de Cone.
—Mientras escribía, el rostro de ella permanecía en su mente. Su dolor mientras su antigua criada personal gritaba detrás de la puerta.
—¿Por qué le afectaba tanto la visión de ello?