Se detuvo en la puerta, de espaldas a ella. —¿Recuerdas lo que te dije una vez hace tiempo?
—W-¿Qué es eso? —Su voz ronca, y áspera de tanto gritar.
—El día que castigaste a Danika severamente, te dije algunas palabras.
Aquél día relampagueó en su mente...
—Liberé a mi gente porque quiero que vuelvan a experimentar la libertad. Cone me hizo un monstruo, pero es mi deber proteger a mi gente. Déjame cargar con toda la carga solo, Vetta. Es mi responsabilidad. Mi deber como rey. Como el hijo de mi padre. —No debería haber dos monstruos juntos, o los alrededores estarán en peligro. Dos monstruos no pueden permanecer en el mismo lugar.
Se había girado y la miró fijamente. Había tristeza en sus ojos, pero también había convicción. —Hemos pasado por tanto juntos, Vetta, pero el día en que te mire y vea un monstruo es el día en que te dejaré ir. Completamente.
El recuerdo provocó un escalofrío en su espina dorsal. El terror y la desesperación se mezclaban hasta ser uno solo.