Sally y su esposo llegaron a su nueva casa, una sensación de emoción y paz era evidente en sus expresiones y en cómo se miraban el uno al otro.
Se habían tomado de las manos todo el tiempo, desde que estaban sentados en el carruaje, y ahora en la intimidad de su nuevo hogar, mostraban reticencia a soltarse.
Se cambiaron de sus atuendos de boda y salieron. La mayor parte del día la pasaron acurrucados en la playa. No eran extraños a estar en brazos del otro porque así habían pasado los últimos meses.
Siempre pegados juntos, siempre tocándose inocentemente. Y ahora, están casados.
Sally ha estado nerviosa todo el día por lo que esta noche significa para ellos. Pero, ahora en sus brazos, ella deja que nada la preocupe. Hablaron de cualquier cosita ya acostumbrados a conversar el uno con el otro. Disfrutaron de la paz y tranquilidad de la playa.
El sonido del agua fluyendo ante ellos y el cálido toque del aire vespertino. Era hermoso.