Punto de Vista de Kayla
—Nunca he entendido por qué siempre eres tan terca, Kayla —Rebecca se paró frente a mí, mirándome con superioridad, mientras yo permanecía encadenada por cadenas de hierro.
—La última vez en la fiesta de Kelowna, te comportaste igual. Padre y madre amablemente te dieron la oportunidad de casarte con un hombre rico, pero no solo dejaste de apreciarlo, sino que además te hiciste la víctima y utilizaste eso para seducir a Harrison. ¡Ofendiste a Kelowna, convirtiendo a La Manada Obsidiana en el hazmerreír de nuestro círculo social! ¿Sabes que por tus acciones esa noche, no pude asistir a eventos sociales durante casi una semana? —escuchar las histerias de Rebecca me resultaba risible.
—¿Ah? ¿Así que el mayor contratiempo que has enfrentado en tu vida es no poder asistir a eventos sociales durante una semana? —Rebecca rápidamente notó el sarcasmo en mi tono.
Ella me miró con malicia y de repente levantó su mano, propinándome una bofetada sonora en la mejilla.