🪻NINO NAKANO🪻
Las luces de la habitación eran opacas, apenas e iluminaban un poco. Esto se debía a que la habitación tenía un interruptor para regular la intensidad de las luces, y nosotros la habíamos bajado para tener un ambiente más íntimo y provocador. La alfombra del suelo era cómoda, mis rodillas, que se encontraban apoyadas sobre el suelo, sentían el suave tacto con la alfombra. Habíamos elegido reservar una habitación en un hotel caro y lujoso, no iba a permitir que me lleven a uno de esos hoteles baratos y de poco renombre.
—Aahhh... Nino, tú siempre... —escuche decir a la persona que se encontraba conmigo en esa habitación.
Mis cabellos se movían en ondas, al ritmo de mi cabeza. Mis manos, apoyadas en la piel de mi compañero, sentían lo cálido que este estaba. Cerré los ojos y ladeé un poco mi cabeza a un costado, mi lengua empezó a trabajar con más esfuerzo y el chico soltó otro jadeo. Él siempre me decía que era muy buena con esto, yo solo hacia lo que creía que estaba bien. Mi boca seguía trabajando en su miembro y sentía lo duro que se ponía, mi lengua rodeo el contorno y comencé a succionarlo con un poco de fuerza.
Las manos de mi compañero tomaron mi cabeza, mis ojos se abrieron con fuerza cuando la punta de su miembro comenzó a meterse más al fondo de mi boca. Sentí como atravesaba mi garganta, ya no podía concentrarme en chuparla. Aguante unos segundos hasta que él la saco y solté varias arcadas para recuperar el aire.
—Aahhh... Ahhhh... ¡Ya te dije que no la metas toda! —le reproche cuando recupere el aire.
—L-lo siento Nino, no pude aguantarlo. Se sentía tan bien... —me dijo con un pequeño tono apenado.
Su miembro seguía muy duro, parado frente a mí y lleno de mi saliva. Lo tome con ambas manos y comencé a masturbarlo, me relamí los labios sin pensarlo y aparte una mano de su miembro para volver a apoyarla en su rodilla. Abrí mi boca y volví a meterlo para continuar con mi mamada. Tenía que admitir que se sentía demasiado bien chupar uno de estos con semejante tamaño. El sabor de ese miembro comenzaba a parecerme más bueno en cada ocasión que lo probaba, y sin darme cuenta me dejé llevar por mis instintos.
Mi cabeza se movía cada vez más rápido. Mi compañero de cuarto volvió a tomar mi cabeza con sus manos, pero esta vez se quedó acariciando mi cabello mientras dejaba salir varios jadeos. Mi boca y mi lengua se movían a mil con su miembro dentro, me la metía hasta que la punta rozaba el inicio de mi garganta, lo que era la mitad de su miembro. Cuando estaba dentro succionaba con fuerza y mi lengua recorría todo alrededor de su miembro. Y antes de que saliera de mi boca me enfocaba en chupar la punta y relamerlo, hice esto en repetidas ocasiones, me adentre tanto al sabor de su miembro que bloquee los demás pensamientos.
Lo que me devolvió a la realidad fue aquel líquido caliente que lleno el interior de mi boca. Sentí como se metía y comenzaba a llenar toda mi boca. Apenas pude abrir un ojo sintiendo como este miembro dejaba salir toda su carga dentro de mi boca. Mis mejillas se llenaron a los dos segundos y cuando el chico saco su miembro algunas gotas blancas cayeron de entre mis labios mientras un hilillo de ese líquido blanco unía mis labios con la punta del miembro.
Era un sabor bastante extraño, aunque más extraño aún era que me había acostumbrado rápidamente a ese sabor. Mi lengua se movía dentro de mi boca saboreando el semen que mi pareja había dejado. Me entretuve unos segundos hasta que mi garganta se movió. Trague todo el contenido dentro de mi boca y luego me relamí los labios buscando algunos restos de ese líquido sabroso.
—¡Te dije que me avisaras antes de correrte! —le dije mirando molesta al chico, quejándome por lo que hizo.
—Vamos Nino, no veo que te haya molestado. Si tú disfrutas tomando eso~ —me respondió con un tono travieso y tomo mi mejilla con su mano.
Su otra mano agarró mi muñeca y con un poco de fuerza y me jalo hacia él. Mis rodillas se separaron de la alfombra y me levanté quedando a la altura de su rostro. De un solo movimiento él atrapó mi boca y comenzamos un beso apasionado guiado por nuestros deseos sexuales. Él soltó mi mejilla para tomar mi cintura y yo me acomodé para quedar a ahorcadas encima de él sin interrumpir nuestro beso.
Nuestras bocas se devoraban sin cesar al momento que nuestros cuerpos se acercaban más. Las manos de mi pareja exploraban mis piernas hasta llegar al contorno de mis caderas y sostenerlas, atrayéndolas más a él y pegando su duro miembro contra mi cuerpo.
Nuestro beso comenzaba a descontrolarse, peleábamos por el dominio del control y nuestras lenguas exploraban todo el interior de la boca del contrario. Tuvimos que separarnos por la falta del aire, pero mi pareja al momento comenzó a atacar mi cuello.
—Aahhhh...~ Kenji...~ — jadeé su nombre cuando empezó a besar mi cuello, transmitiéndome varios escalofríos placenteros.
Mi cuerpo se calentó más a medida que sus manos me tocaban con mucho deseo. Su derecha que quedo sosteniendo mis glúteos y presionándolo a gusto, mientras que su mano izquierda se movió por mi vientre, subiendo hasta llegar a uno de mis pechos y tomarlo con fuerza. Cuando me toco solté otros jadeos más, por su insistencia con su mano izquierda sabia muy bien lo que quería. Aproveche el breve momento que separo su boca de mi cuello para tomar aire y llevar mis manos al borde de mi blusa. Jale hacia arriba quitándome la blusa, de manera sensual y algo torpe, para que mi novio tenga más acceso a mis pechos.
—S-son enormes... —dijo al momento de tomar uno con cada mano y mirarlos con mucho deseo.
—Aaahhhh... —jadee cuando comenzó a besar uno de mis pechos en la zona donde no cubría mi sostén.
Mis senos eran de un gran tamaño. Con mis hermanas teníamos cuerpos bastante sensuales para nuestra edad, y pareciera que nuestros pechos eran más grandes que cualquier mano de un chico. Por alguna razón mis pechos eran un poquito más grandes que los de mis hermanas. O tal vez era porque yo las lucia más, optando por ropa algo ajustada para hacer alarde de estas, un estilo de vestir que con mis hermanas no compartía. Aun así me sentía orgullosa de mi cuerpo.
Kenjin era hábil con sus manos. En unos segundos las movió a mi espalda para comenzar a desabrochar mi sostén mientras su boca continuaba besando la zona de mi pecho descubierto. Le tomo más de 7 segundos, pero por fin logro desabrocharme el sostén. Lo jalo, quitándomelo con un poco de desesperación, y dejándome al desnudo de la cintura para arriba.
—Wow... Son tan... tan... —él no logro encontrar palabras mientras observaba con deseo total mis pechos frente a su rostro.
—¡Aaahhhh!~ —mi primer gemido salió de mi boca cuando devoro con desesperación mi pecho derecho y tomo el izquierdo presionándolo con fuerza con su mano.
En ese momento nos tuvimos que mover, me separé unos segundos de su lado, subiéndome más a la cama y recostándome con mi cabeza encima de las almohadas. Kenjin me siguió, quedando encima de mi cuerpo, sin separarse de mis pechos. Podía sentir su deseo, su lujuria, su dominancia. Por como besaba, chupaba y mordía mi pecho sabía que estaba desesperado, que su libido carcomía su mente y lo controlaba.
Mientras jadeaba de placer extendí mi mano a la mesita de luz que estaba a un lado de la cama y como pude abrí el cajoncito. Tantee hasta encontrar varios sobres y solo tome uno. Lo lleve a mi boca y trate de abrir el preservativo mientras Kenjin manoseaba mis pechos, los chupaba y succionaba sin parar.
—Ten, ten, póntelo ya... Comencemos con esto —le dije golpeándole el hombro para que me prestara atención.
Cuando levanto la mirada vio el preservativo y lo tomo. Deje el sobre vacío tirado a un costado de la cama. Al momento que mi pareja se levantaba para quitarse el pantalón yo hacia lo mismo. Levante mis caderas y me saque mi pantalón dejándolo a un lado. Antes de poder quitarme la última prenda de mi ropa interior, Kenjin ya había tomado mi cintura. Se había puesto el preservativo mucho más rápido de lo que creía.
Por instinto separé mis piernas y le di acceso a mi intimidad, mientras él se acercaba apuntando su largo y grueso miembro contra mí. Solo tuvo que hacer a un lado mi ropa interior para comenzar a meter su miembro en mi húmeda vagina.
—Mmmhhh... ¡Aaahhhh!~ —gemí al momento que Kenjin metía su miembro erecto entre mis labios vaginales.
No era la primera vez que teníamos relaciones sexuales, pero todavía no me acostumbraba a su tamaño. Podía sentir como su duro miembro entraba por mi cuerpo y me arrancaba chispas de placer. Sus manos soltaron mis piernas y sostuvieron con fuerza mi cintura, fue en ese momento que mi cuerpo comenzó a sentirse mejor. Más caliente y más excitado.
La cama comenzaba a sonar un poco, aunque el sonido que predominaba en la habitación era de mi voz excitada y complacida. Kenjin se movía a una velocidad constante, no comenzó suave y lento como nuestros primeros encuentros, sino que esta vez empezó a follarme rápido y fuerte desde el comienzo.
—¡¡Aaahhhh!!~ Sii~ Asii~ Mmmgghhh~ ¡¡Aaahhhggg!!~
Mis gemidos aumentaban con cada segundo, era demasiado excitante como su miembro entraba y salía de mi cuerpo. Una sensación que liberaba olas de placer por mi cuerpo y que me hacía disfrutar como nunca antes. La cama rechinaba al mismo tiempo que mis pechos subían y bajaban por las embestidas que Kenjin me daba. Ambos estábamos disfrutando de esto.
—Aahhh... Nino... Esto se siente tan... —decía mi novio mientras me follaba con todas sus fuerzas.
—¡Aaahhhggg!~ Kenji~ Mmmhhhh~ Kenji~~ —gemía sin parar disfrutando de lo que me hacía.
Él no se conformó con solo eso y uso una de sus manos para tomar mi pecho. Lo sostuvo como pudo y manoseo con fuerza mientras continuábamos con nuestro agitado ritmo sexual. Más olas de placer recorrían mi cuerpo disfrutando del miembro y la mano de Kenjin. Estuvimos casi 7 minutos follando de esta manera hasta que uno de los dos comenzó a llegar a su límite.
—Nino... Nino...~ no puedo... Voy a correrme... en verdad... —él no pudo continuar con sus palabras y termino su frase con penetraciones más profundas y rápidas.
—¡¡AAAHHGGG!!~ ¡¡KENJI!!~ ¡¡AAHHHH!!~ ¡¡SSIII!!~ ¡¡Siii!!~
Su aumento de ritmo me genero aún más placer que antes, pero ese sentimiento duro poco, ya que en solo unos segundos el chico comenzó a correrse. Podía sentir como llenaba el preservativo en mi interior. Ambos teníamos la respiración agitada y nuestros cuerpos sudorosos.
—Ahhh... Lo siento Nino, yo... No pude resistirme... —me dijo Kenjin.
Él se había corrido, pero yo aún estaba acalorada, quería seguir con esto, mi cuerpo me pedía más de esa sensación. Cuando Kenjin saco su miembro de mi intimidad yo tome sus hombros y de un movimiento lo empuje, dejándolo recostado sobre la cama. No le di tiempo a quitarse el preservativo y ya estaba a ahorcadas encima de él.
—Yo... Aún no termine... ¿Cómo puedes dejar a tu novia insatisfecha de esta forma? —le reproche con un notorio sonrojo en mi rostro. Mirándolo desde arriba.
Me había acomodado de tal forma para que su miembro quedara en frente de mis caderas. Con una mano sostuve su miembro y con la otra le quité el preservativo usado, dejándolo a un lado de la cama. Me agaché de tal forma que pudiera alcanzar la mesita a un costado de la cama y sacar otro condón del cajón, dándole una excelente vista de mis pechos a Kenjin y casi restregándolos en su rostro.
Cuando volví a mi posición trate de abrir el sobre con una mano y mi boca. Mi otra mano libre se ocupaba de sostener y masturbar al miembro de Kenjin para volver a despertarlo. Me tomo unos minutos, pero por fin pude lograr ambas cosas.
—Muy bien, ahora es mi turno de tomar el control~ —le dije mirándolo con una sonrisa traviesa
Mi mano trataba de colocarle el segundo preservativo de la noche. No tarde mucho en hacerlo y enseguida levante un poco mis caderas para posicionarme encima de su miembro erecto. Mis caderas bajaban poco a poco y fui sintiendo como Kenjin volvía a separar mis paredes vaginales mientras ese miembro entraba por completo en mi interior. Emití un jadeo hasta que mi piel toco su pelvis, y espere unos segundos para acostumbrarme a aquella sensación.
Baje la mirada para verlo y con una sonrisa comencé a mover mis caderas encima de él. Primero eran frotes lentos de adelante hacia atrás, pero mientras pasaba el tiempo mi cuerpo me pedía a gritos más de esa sensación placentera y no tarde en empezar a mover mis caderas de arriba hacia abajo.
Se escuchaba como la cama sonaba debajo de nosotros, el sonido del choque de nuestras pieles también se sumaba, pero por encima de eso mis gemidos se llevaban la mayor parte del ruido en esta habitación.
—¡Aaahhhgg!~ Siii~ Mmggghh~ Me gusta~ Aaayyy~ ¡¡se siente muy bien!!~ —gemía con mucho placer mientras me seguía moviendo encima de Kenjin.
Tenía una sonrisa y una mirada lujuriosa, no podía parar de saltar encima de mi novio. Pronto las manos de mi contrario se pegaron a mi cuerpo y recorrieron mis muslos hasta llegar a mi cintura. Creí que seguiría hacia arriba, pero aquellas manos se desviaron hacia atrás y apretaron con fuerza mis glúteos.
—¡Dios! Nino, tu cuerpo es tan... ¡Ahhhh! No pares... ¡No pares! —lo escuchaba decirme y se escuchó un golpe mientras Kenjin hablaba.
Un segundo golpe me incentivo a moverme con más fuerza, Kenjin había comenzado a nalguearme mientras ambos disfrutábamos como yo tomaba las riendas de la situación. La tercera nalgada fue más fuerte y solo provoco a que me moviera más rápido. Me agache y apoye mis manos sobre las almohadas, a los lados de la cabeza de Kenjin. En ningún momento me detuve y mis caderas siguieron moviéndose sin parar.
—¡¡Aaahhggg!! ¡¡Kenji!!~ Mmmgghhhh~ ¡Masss!~ ¡¡MAASSS!!~ ¡¡ASIII!!~ ¡AAAHHGGGMM!~~
Mis gemidos comenzaban a aumentar con más fuerza, los resortes de la cama se escucharon más y mis caderas se movían con tal fuerza que se podían escuchar como si alguien estuviera aplaudiendo en la habitación. En mi vientre comenzó a sentirse un fuerte cosquilleo, el placer inundaba todo mi cuerpo y el miembro que entraba y salía con demasiada fuerza de mi vagina no paraba de transmitirme oleadas y oleadas de placer total.
Estaba perdiendo fuerzas, sabía que me faltaba poco para llegar a mi orgasmo. Termine cayendo encima del cuerpo de Kenjin y él sostuvo mi cintura como pudo mientras continuaba moviéndolas causando fuertes y profundas penetraciones.
—Aaahhhh~ Kenjin~ Mmmhhh~ ya voy a... Aayyyyy~ voy a...~~
Él me callo con su boca, besándome con pasión, y sentí como se corría en mi interior. Aunque él estaba corriéndose yo no podía parar, quería llegar a mi orgasmo. Mis caderas no se detuvieron. Seguí moviéndome unos minutos más hasta que no lo aguante más, le di un último sentón a Kenjin y por fin había alcanzado el placer máximo.
—¡¡¡AAAAHHHGGG!!! ¡¡DIOSSS!! ¡¡SIIII!!~~ ¡AAAAHHHH!~~
Mis gemidos fueron más altos cuando por fin había llegado a mi orgasmo. Fueron unos pocos segundos, pero me sentía sumamente satisfecha. Mi mente se nubló y terminé cayendo encima del cuerpo de mi pareja mientras trataba de controlar mi respiración agitada en esos momentos. Ambos nos encontrábamos cansados, pero satisfechos, el sexo siempre era algo que me hacía feliz después de todo.
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Eran las 01:47 de la madrugada, habíamos terminado de follar y, luego de descansar unos minutos, nos turnamos para tomar un baño. Ahora me encontraba recostada al lado de Kenjin, apoyada sobre su pecho y tapada con las sabanas de la cama. Teníamos la habitación pagada hasta el día siguiente así que no había problema por quedarnos a dormir.
—Oye Nino ¿Cuándo me presentarás a tu familia? —pregunto Kenjin.
En ese momento me sorprendí por la inesperada pregunta. Sabía que sería algo difícil de explicar el hecho de ser una quintilliza.
—Eh... ¿No crees que es algo pronto para eso? —le respondí con un poco de nerviosismo.
—Ya llevamos 8 meses saliendo.
—Si pero... Aún es muy pronto, mi padre no te aceptará. Y mi hermana...
—Ya te dije que le caeré bien a tu hermana mayor. Y me esforzaré por agradarle a tu padre —me interrumpió antes de que pudiera seguir hablando.
—No es eso, es que no entiendes...
Kenjin no sabía que tenía más de una hermana, ni siquiera sabia que tenía 4 hermanas y que éramos quintillizas. Cuando nos conocimos me dio miedo contarle la verdad y decidí mentirle diciendo que solo tenía a Ichika como hermana mayor. Una hermana mandona y que no aceptaba que tuviera una relación con cualquier hombre hasta cumplir los 21 años. Con esa mentira creí que le quitaría la idea a Kenjin de conocer a mi familia por un buen tiempo.
—Por favor Nino, al menos dame una oportunidad —me suplico mi novio.
—Está bien, lo pensaré ¿Si? —le respondí con la esperanza de que quizás con eso dejaría de insistirme con el mismo tema.
—Está bien, muchas gracias —me respondió dándome un beso sobre mi frente.
—Pero no está nada confirmado ¿Okey? —le aclaré con un tono de voz más fuerte y apuntándole con un dedo.
—Okey, okey. Sabes que me gusta cuando te pones mandona... —me dijo Kenjin con un tono cariñoso.
—N-no trates de convencerme de esa forma —me sonroje y aparte la mirada para que no me viera.
Él tomó mi mentón y lo volvió a girar para mirarme. En ese momento unió su boca con la mía y comenzamos a besarnos de forma amorosa. Estuvimos unos segundos besándonos, pero fue suficiente para que volviera a encender la chispa en mi interior, después de todo un solo orgasmo no era suficiente para mí.
Luego de nuestro beso le dedique una sonrisa traviesa y me moví para meterme debajo de las sabanas. Me posicione a la altura de su entrepierna y tome su miembro con ambas manos, comenzando así con el segundo round de la noche. O bueno, sería el cuarto para él y el segundo para mí.