🌹 ICHIKA NAKANO 🌹
—Yotsuba ¿Ya estas lista? —grité desde el salón hasta el segundo piso.
—Ya voy —escuché responder a mi hermana.
Yo ya me había duchado y terminé de alistarme hace unos minutos. Estaba lista para ir con Yotsuba al parque de diversiones, aún no sabía como abordar "ese tema" con mi hermana Yotsu. Pero algo se me ocurriría en el camino.
Yotsuba bajo luego sé un par de minutos, traía una blusa y un vestido verde encima de este. Yo me había vestido con una camisa color crema y unos pantalones claros, y por supuesto una gorra de verano que me cubría del sol y unos lentes oscuros.
—¿Por qué estás vestida así Ichika? —me pregunto Yotsuba cuando bajo a la sala.
—Ya sabes, iremos a un lugar muy transitado, no quisiera que alguien me reconociera y nos molestase en nuestra salida —le explique.
Aún no era muy reconocida en el ámbito de los actores, pero ya había sido un par de veces que me paraban en la calle a pedirme alguna foto o le reconocían por alguna película o un show en el que participe. No quería que eso ocurriera con Yotsuba a mi lado, me daría algo de vergüenza.
—Muy bien, vamos. Pediré un taxi para que nos lleven —le dije a mi hermana.
Tome mi cartera que estaba sobre el sofá y saque mi teléfono para abrir la aplicación de taxis privados. Por suerte había uso cerca de la casa y no tuvimos que esperar mucho tiempo. Salimos de casa casi al mediodía, cuando subimos al taxi el chofer ya sabia cuál era el destino y se puso en marcha de inmediato.
—Bien, creo que llegaremos en 30 minutos al parque —le comente a Yotsuba.
—¡Que bien! Ya quiero subirme a los autos chocadores, y a la montaña rusa. ¡Oh! ¡oh! Y también quiero subirme a la rueda de la fortuna más grande que haya y al carrusel —me contaba mi hermana con una clara emoción en su rostro.
Me alegraba mucho verla tan emocionada, tan viva y llena de alegría. Aquella expresión de inocencia que no quisiera que perdiera nunca. No iba a permitir que algún desconocido o un chico cualquiera le quitase su brillo a mi hermanita. Ella no experimentará lo mismo que yo pase aquel día. Aquel día donde creía que sería algo nuevo para mí, pero resulto una de las peores experiencias que tuve.
...........
—Debe ser aquí —me dije a mi misma mientras miraba el mapa en mi teléfono.
El día anterior había llamado a Cecilia Beckenflow para pedirle algún consejo. Cuando me contesto me contó que ya estaba al tanto de lo que necesitaba, al parecer el director ya se había contactado con ella. La señora Beckenflow me invito a su casa luego de mi trabajo, me paso su dirección y no rechace su invitación, necesitaba de su ayuda para sacarme este peso de encima.
Aquella mujer vivía a dos horas del estudio en donde trabajaba, así que ya estaba atardeciendo cuando llegue aquí. La zona parecía un lugar privado, con pocas casas alrededor, y las pocas que habían eran bastante grandes y algo lujosas desde fuera. Me acerque a la reja de la casa y toque el timbre unas dos veces para que me atendiera.
—Sí ¿Qué desea? —se escuchó por el portero.
—Soy Ichika Nakano, vine a ver a la señora Cecilia Beckenflow. Me invito ayer aquí y quisiera...
—Claro, pasa.
No me dejo terminar y se escuchó un zumbido largo. La reja comenzó a abrirse a un lado para dejarme pasar. Entre al patio delantero y caminé hasta la puerta principal, siguiendo el camino de baldosas que separaba el césped de aquel jardín. Cuando llegue a la puerta toque un par de veces y enseguida una señora me abrió la puerta.
—Tú debes ser Ichika ¿verdad? Ven, pasa. Ajimin me hablo de ti —me dijo la señora y me invito a pasar.
Ajimoneka era el primer nombre del director Tsudeka, el que me había recomendado para venir aquí. Escuchar que lo nombraba con un apodo me daba a entender que tenían una muy buena relación.
—Con permiso —dije con un pequeño tono bajo y pase dentro.
La casa tenía muebles algo antiguos y muy bien cuidados, con bastantes detalles. Las paredes tenían algunos colores rojizos y la sala tenía colores que combinaban con las paredes. Era una casa con un ambiente algo íntimo, o como si solo vivieran adultos aquí.
—Ichika Nakano, eres una actriz que está comenzando su carrera ¿Verdad? Ajimin me contó sobre tu experiencia. Aunque te imaginaba algo más...
Note como la señora Beckenflow me miraba de arriba a abajo, analizando mi vestimenta detalladamente. Me sonroje levemente y aparte la mirada por instinto. Aquella mujer soltó una pequeña risa y me invito a sentarme en el sofá.
—Me parece extraño que aún no tengas algún novio. Con tu apariencia podrías tener varios candidatos detrás de ti ¿No es así? —me decía con un tono calmado y algo confianzudo.
—N-no, yo no trato de pensar en eso por ahora señorita Beckenflow. O al menos no hasta ahora...
—Tranquila niña. Y llamame Celia ¿De acuerdo?
—Si, señora Celia.
—Señorita. Yo no estoy casado aun.
Mi mente estaba analizando la situación como podía. Por su apariencia creí que era una señora mayor. Era una mujer alta, de pechos grandes y caderas anchas. Tenía puesto un vestido que resaltaba sus curvas y yo calculaba que tenía unos 56 años aproximado por las pequeñas arrugas que note en su frente y sus mejillas. Creía que a esta edad ya estuviese casada o tuviera alguna familia.
—Señorita Celia, el director Tsudeka me dijo que viniera contigo para que me aconsejara sobre... escenas sexuales... —el solo nombrarlo me avergonzaba un poco.
No podía creer que en tan poco tiempo superaría aquel miedo o esta barrera que tenía para mi actuación. Solo tenía una semana y no quería perder el papel en la película.
—Claro, sí. Ajimin me contó que no estás preparada para una escena lujuriosa. Me dijo que eres una excelente actriz, pero cuando llego el momento de grabar te pusiste muy nerviosa...
La señorita Celia hablaba de forma clara y calmada. Mientras me contaba todo esto ella tomó una copa cercana y de un cajón que se encontraba al lado del sofá saco una botella de vino y se sirvió un poco.
—Como si fueses una actriz principal que no sabía ni las bases principales. Luego me contó que al no tener un novio nunca tu era una inexperta con esto de las cosas lujuriosas o besos apasionados. ¿Quieres algo de beber?
—Claro, pero me gustaría un poco de agua o jugo. Ya que aún soy menor de edad y no puedo beber alcohol —le mencione con una sonrisa nerviosa.
Estaba segura de que ella me invitaría una copa de vino si no le contaba sobre mi edad. La señorita Celia llamó a alguien y una sirvienta de aspecto joven apareció detrás de ella.
—Trae un poco de jugo para la señorita por favor —le pidió a su sirvienta y le dijo unas cosas más las cuales no pude escuchar. —Creí que tenías como 19 años ¿Cuál es tu edad?
—Tengo 17 años, señorita.
—Ya veo, te ves mayor —me dijo sonriente.
—Gracias, supongo. Y es cierto todo lo que le dijo el director. Como nunca busque algún chico en la escuela, no tengo experiencia en estos temas. Dígame ¿Cómo puedo hacer para interpretar una escena lujuriosa sin ponerme nerviosa o entrar en pánico? —le pregunte con un pequeño tono de preocupación.
—Bien. Antes de aconsejarte quisiera que me cuentes algo de ti. Cuáles son tus gustos, tus aspiraciones, lo que te gusta hacer, tu rol en tu casa, la relación que tienes con tus amigos y familiares. Todo lo que puedas acerca de ti, así podre analizar mejor tu situación y darte mejores consejos para sobrellevar la actuación.
La señorita parecía prestar mucha atención a mi problema. Por su forma de hablar podía ver que sus intenciones de ayudarme eran sinceras. La sirvienta llegó con una bandeja que tenía un vaso y una jarra. Le agradecí luego de que dejara la bandeja en la mesita que había en el medio del salón. Ella con una pequeña reverencia se despidió dejándome a solas con la señorita Celia.
—Muy bien, le contaré lo más que pueda —le mencione a la señorita mientras me servía un poco de jugo.
Ella continuo tomando su vaso de vino y cruzo las piernas, notándose sus muslos por el lado de su vestido acotado.
—Veamos... primero que nada yo soy la hermana mayor de mi familia...
...........
—¡Mira Ichika, ya llegamos! —me dijo Yotsuba con mucha emoción.
El taxi se detuvo y la primera en bajar fue mi hermana. Corrió emocionada hasta la entrada y yo bajé apresurada para seguirla. Pague dos entradas y nos pusieron un brazalete que nos permitía entrar a los juegos. Yotsuba no pudo esperar más y paso corriendo dentro del parque.
—Mira Ichika, allá está el carrusel —me dijo señalando el juego que estaba más cerca de la entrada.
—¡Y allá está un juego de sapos! ¡Y también allí hay unas máquinas de peluche!
—Yotsuba, espera un momento ¿No quieres comer algo primero? —le pregunté a mi hermana tratando de calmarla.
Yotsuba me agarro del brazo y comenzó a jalarme para llevarme al carrusel para subirnos.
—Ven Ichika, vamos a dar unas vueltas. Después comeremos algo ¿Si?
La emoción y las energías de Yotsuba se podían notar solo con verla. Yo trataba de ir con calma, pero termine cediendo a los pedidos de mi hermana menor y me deje llevar por ella.
—Está bien, está bien, solo no me jales tan fuerte...
Nos subimos a varios juegos y atracciones con Yotsuba, luego de un rato decidimos comer algo en un puesto cercano y descansar unos breves minutos. Aunque teníamos la misma edad Yotsuba pareciera tener más energías y entusiasmos que yo. Por un lado me alegraba tener esa diferencia, pero en este momento me costaba un poco seguirle el ritmo a mi hermana menor.
Pasamos la tarde juntas jugando de un lado para otro, pasamos por los autos chocadores, jugamos a pegarle al cocodrilo con un martillo y tratamos de sacar varios peluches de unas máquinas. Así pasamos la tarde juntas hasta que atardeció y nos subimos al último juego que teníamos planeado, la rueda de la fortuna.
Esta atracción era muy grande y se movía lento, por eso mismo decidimos dejarlo para el final del día. Las dos nos subimos a una de las cabinas y nos sentamos una en frente de la otra. Sabía que estaríamos como 20 minutos aquí antes de dar una vuelta completa, por lo que espere este momento para comenzar con mi idea y ayudar a mi hermanita con "eso".
—Ya estamos subiendo —me decía Yotsuba mientras veía por el lado de la cabina.
—Si, desde arriba podremos ver todo el parque.
Cuando subimos a mediana altura levante el seguro de mi asiento y fui rápido a sentarme al lado de mi hermana.
—Ichika ¿Qué haces? —me dijo Yotsuba y enseguida levanto si seguro para hacerme lugar.
—Quiero estar al lado de mi hermanita para ver mejor las vistas —le mencioné luego de acomodarme con el seguro.
Trate de pensar la mejor forma de meter ese tema de conversación, mientras Yotsuba miraba a los lados yo tome su mano y la acaricie un poco.
—Yotsu ¿Qué te parece tener una pequeña conversación de hermanas? —le pregunté con un tono tranquilo.
—¡Claro! ¿De qué quieres hablar Ichika?
—Bueno... veamos... ¿Tienes algún amigo o un chico en el que tengas cierto interés?
—¿Interés? ¿A qué te refieres? —pregunto Yotsuba con una expresión algo confusa.
—Me refiero a un interés amoroso o a algo más romántico...
—Eh... no, claro que no Ichika ¿Por qué lo preguntas?
—Bueno, solo quería asegurarme. No quisiera que a mi hermanita la sorprendieran o la tratasen de engañar con algunas cosas... —le dije con un tono intrigante, para que se interesase por el tema.
—Oh, claro que no Ichika. Yo no me dejaré manipular tan fácilmente —me aseguro Yotsuba.
—No es eso a lo que me refiero, sino a otras cosas.
—¿Mmm? ¿A qué cosas Ichika? —me preguntaba de manera curiosa mi hermana.
—Veamos... como te lo explico... es más algo que no quisiera que te pasase. Por la falta de experiencia o algo que podría obligarte a hacer tu futura pareja...
—Mmm... no creo que haya algo que no sepa hacer Ichika.
De pronto miré a Yotsuba a los ojos y mis manos fueron a tomar sus mejillas. Las apreté levemente mientras le hacía un pequeño puchero de molestia.
—Escucha lo que dice tu onee-chan ¿Si? Yo solo quisiera ayudarte a que no pases malos momentos en el futuro.
—¿Pero como me ayudarías? ¿Y qué tiene que ver todo esto con que yo tenga algún interés romántico con alguien?
—¿Confías en mi Yotsuba?
—Claro que confío en ti Ichika, tú eres mi hermana mayor
—Entonces dejame enseñarte esto...
Cerré mis ojos y me acerqué a Yotsuba para darle un pequeño beso en sus labios. Fue solo un pequeño contacto de labios, pero Yotsuba no subo como reaccionar. Cuando me separe la vi muy roja y algo paralizada por lo sucedido.
—I-Ichi-... Ichika... ¿P-por q-que hiciste...?
—Calmate Yotsuba, esto es algo normal que hacen las parejas —le hablaba con un tono calmado mientras acariciaba su mejilla, la cual se notaba caliente al tacto.
—Pe-pero nosotras n-no s-somos...
Rápidamente volví a besar a Yotsuba de la misma forma que lo hice la primera vez. Pero en esta ocasión el beso duro unos pocos segundos más.
—Solo quiero enseñarte sobre estas cosas ¿Si? Para que estés preparada para el futuro y que no caigas a los engaños de ningún chico
Tome las manos de Yotsuba con firmeza y le lance una mirada seria y directa.
—Confía en tu hermana ¿Si? Yo te ayudaré a acostumbrarte a estas cosas... ¿Confías en mi Yotsuba?
Estuve esperando unos segundos su respuesta, no sabía lo que pensaba Yotsuba en estos momentos. Pero lo que si sabía era que ella no podría negarse a un pedido de alguna de sus hermanas, y menos si queríamos enseñarle algunas cosas para que pudiera aprender de nosotras.
—S-si, yo confió en ti, Ichika
La voz de Yotsuba era algo baja y se sentía muy avergonzada por lo sucedido. Una pequeña sonrisa se asomó por mi rostro y volví a acariciar sus mejillas calientes con mis dedos, de forma cariñosa.
—Bien, como tu hermana mayor tengo muchas cosas que enseñarte sobre esto. Primero empezaremos por los besos...
Ya habíamos llegado a la altura máxima de la rueda de la fortuna y el sol nos iluminaba la cabina, se veía un gran paisaje por los lados y las demás atracciones parecían mucho más pequeñas de lo que eran.
—Empezaremos por los besos básicos ¿De acuerdo? —le dije mientras me acercaba lentamente a la boca de Yotsuba.
Se notaba claramente la falta de experiencia de mi hermana, por no decir experiencia nula con los besos de labios. Así que decidí ir poco a poco con ella.
—C-claro Ichika ¿Qué debo hacer primero? —me pregunto mirándome con esa expresión inocente e inexperta que solía tener Yotsuba de vez en cuando.
—Te acostumbrarás a los besos de labios primero... —le mencioné a centímetros de sus labios antes de volver a besarla.
—Y llamame "onee-chan"
Luego de ese último susurro mis labios se volvieron a pegar a los labios de mi hermana y estuvimos besándonos de esa forma hasta que la cabina de la rueda de la fortuna estuvo a punto de bajar por completo.