—¿Qué hay en la bolsa? —preguntó Layla, su curiosidad despertada mientras sus ojos se demoraban en la vieja cartera de cuero que Roger había colocado a su lado.
—Los regalos que solía darle cuando era más joven —dijo Lucio.
—¿Cómo puedes estar tan seguro sin siquiera revisar? ¿Y si hay algo más ahí? —desafió Layla, su escepticismo reflejado en el asentimiento aprobatorio de Roger.
—La conozco —comenzó Lucio—. Ella ha hecho esto antes, hace años. Devolvió cada regalo que le había dado después de que le grité una vez. Es su manera de trazar una línea.
—¡Ella es claramente una niña mimada! —comentó Roger.
—Guardaré la bolsa en el almacén —dijo con firmeza, desestimando el asunto—. No hay necesidad de detenerse en eso.
Con eso, se levantó, agarrando la bolsa firmemente antes de salir de la habitación.