Mientras Layla empacaba su bolsa, Lucio levantó el teléfono y marcó el número de Demitri. No pasó mucho tiempo antes de que Demitri contestara la llamada.
—Quiero ir a Umbría —le informó Lucio.
Demitri hizo una pausa, sorprendido por la pregunta. —Hmm. Pero, ¿por qué me lo dirías a mí? —respondió, dejando su taza de café en el escritorio mientras trataba de entender la llamada.
—Quiero mostrarle a Layla algunos viñedos, y mencioné que tenía un amigo de Umbría. Me gustaría que vinieras a encontrarte con nosotros—deja el trabajo por un día —urgió Lucio. Nunca había molestado a Demitri así antes, pero ahora, había hecho una promesa con Layla y quería cumplirla.
Demitri reflexionó un momento, considerando la sugerencia. Sonrió, ya imaginándose la visita. —Abuela estará feliz de verme después de tanto tiempo. Estaré allí —respondió, tomando su decisión rápidamente.