—¿Por qué? —preguntó Layla, genuinamente sorprendida.
—Papá no dijo mucho por teléfono. Lo averiguaremos cuando lleguemos —respondió Lucio. Luego, mirándola con curiosidad, preguntó:
— ¿Cómo te fue con tu padre?
—Él quiere que vea a mi madre. Creo... que mucho se ha desvelado en casa desde que la verdad salió a la luz —suspiró Layla.
—En ese caso, ¿deberíamos ir primero a tu casa? —asintió pensativamente Lucio.
—No, aún no estoy lista para eso —respondió firmemente ella—. Además, tu padre me llamó específicamente, así que creo que es mejor que lo veamos primero.
—De acuerdo, entonces —concordó Lucio—, y juntos se dirigieron a la antigua mansión de la familia De Salvo.