—No es que no confíe, pero no estuvimos presentes en el momento de la prueba. Por eso es difícil que los demás confíen —declaró Miriam—. Lucio es conocido por sus maneras torcidas de manejar cualquier asunto. Tu padre no ha venido porque sintió que solo te enfurecería a ambos. Ven al hospital por la mañana, donde se realizará la prueba —dijo, llevando una mirada llena de esperanza.
—No digas nada malo sobre Lucio —dijo Layla, con los labios temblorosos mientras estaba al borde de llorar—. No podía actuar débil derramando algunas lágrimas frente a Miriam.