—A partir de hoy, Orabela ya no será la ejecutiva de la marca de belleza —anunció Darío con un tono fuerte.
—¡No! ¡Papá, no! —gritó Orabela, elevando su voz en pánico.
En un arrebato de ira, se lanzó sobre Layla, pero Lucio intervino, empujándola. Orabela tropezó y cayó al suelo mientras él se colocaba protectoramente al lado de Layla.
—Darío, necesitas actuar rápido. Para mañana, esta decisión debe estar finalizada. Muchos de los ejecutivos de tu empresa presenciaron lo que ocurrió hoy. Si no tomas medidas, empezarán a perder la fe en ti y en tu liderazgo. Lo mejor es cumplir con lo que Layla quiere —aconsejó Lucio con un tono firme.
—¿Nos vamos entonces, querida? —preguntó, mirando a Layla, quien asintió de acuerdo.
—Rick, tengo una oferta para ti. Encuéntrame en mi oficina mañana si quieres el terreno que gané en la puja —declaró Lucio, dirigiendo su mirada hacia Roderick.