Todos los presentes en el gran salón se quedaron conmocionados al oír la grabación que reproducía la conversación entre Orabela y Serafina desde la cárcel.
—Al menos, deberías haber hecho todo lo posible para quitarle la vida a Layla ya que odias su mera existencia... Si quieres reducir tu sentencia, entonces declara que Layla te pidió mentir. Fue un plan de Lucio y ella.
Un asombro aterrorizado recorrió la multitud mientras el grito desesperado de Orabela rompía el silencio.
—¡No! ¡Detengan eso! ¿Quién está poniendo esta tontería? —Su voz sonó, temblando de ira y miedo. Miró con pánico a su padre, su expresión suplicante—. No soy yo, Papá —protestó, su voz temblorosa—. ¡Alguien me está incriminando!
Desesperadamente, Orabela dirigió su mirada hacia Lucio, sus ojos ardientes con acusación.