Roderick golpeó suavemente la puerta del dormitorio de Layla y Lucio, sus dedos nerviosamente inquietos mientras esperaba una respuesta. Momentos después, la puerta chirrió al abrirse, revelando a Lucio de pie en la entrada, su expresión tranquila pero curiosa.
—¿Tío, estás disponible? —preguntó Roderick con hesitación.
—Sí —respondió Lucio simplemente, sus ojos agudos estudiando a su sobrino.
—¿Quién está en la puerta? —la voz de Layla llamó desde dentro de la habitación, rompiendo el breve silencio.
—Mi sobrino —respondió Lucio, alzando la voz lo suficiente para que ella lo escuchara. Se giró hacia Roderick y le hizo un gesto para que entrara—. Pasa.
Roderick dudó un momento antes de entrar, su postura rígida mientras Lucio lo seguía. Una vez cerrada la puerta, Lucio se volvió hacia él—. ¿Qué tienes en mente, Roderick?