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—¡Miau! ¡Miau! Quizás olió dinero, pero el pequeño gato ladrón, Loki, saltó de su pulsera interspacial —pensó Bobby, molesto—. Espero que no me hagan pagar más por ti. Por suerte, dado que Loki era muy pequeño, se le permitió viajar gratis. Ronroneó fuerte, atrayendo la atención de dos chicas jóvenes que habían entrado en el barco antes que ellos —Qué gato tan lindo —dijo una de ellas—. Parece muy inteligente —dijo la otra. El noble vestido de dorado también miró al gato con interés pero no dijo nada.