La valoración que hizo Abe de la técnica de Bobby fue brutal y sin reservas. La reacción de este fue la misma que la de Noah: silenciosa e inexpresiva. Los discípulos tenían que aceptar el juicio de Abe, por muy insultante que fuera. Los poderosos y fuertes gobernaban sobre los demás. Bobby pensó que esa era la ley en el mundo de la cultivación. Abe había alcanzado su pico y tenía el derecho de juzgar a todos. Jan parecía estar de acuerdo con él.
—Junior Brother Bobby, Junior Brother Noah —dijo—, Abe tiene razón. Aceptad lo que dice y aprended de vuestros errores. Solo entonces podréis mejorar. Miró sus caras y sabía que no estaban contentos, así que trató de animarlos. Abe era ciertamente arrogante, pero la mayoría de las veces acertaba.