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Peng! Peng!
Bobby estaba usando su Palma Viento Relámpago para intentar abrir el array que contenía el huevo mágico. Sus ataques golpeaban el array del cajón uno tras otro. No había fallas obvias en el array que protegía el cajón, y su poder de recuperación era más fuerte que el anterior. Sin embargo, el huevo gris dentro del cajón tampoco resultó dañado ni un poco por los ataques. Al principio, Bobby había tenido miedo de dañar su premio, pero después de inspeccionarlo, se dio cuenta de que la dureza de la cáscara era mucho más fuerte de lo que esperaba. Si esto hubiera sido un huevo normal, la menor cantidad de energía de su Palma Viento Relámpago lo hubiera aplastado en un millón de pedazos. Sin embargo, este era un huevo que todavía tenía vida después de decenas de miles de años; evidentemente, este no era cualquier huevo.