Kats se encontraba en la penumbra de una sala, frente a Nyx'thoran, cuya presencia imponente y oscura llenaba el lugar con una tensión palpable. Kats, nerviosa pero decidida, preguntó con una voz firme, aunque temblorosa:
"¿Todo esto fue un plan bien orquestado desde el principio? ¿Desde que nos involucraste a todos?"
Nyx'thoran la miró con una sonrisa que mezclaba burla y peligro, sus ojos brillando con un destello malévolo. Tras unos segundos de silencio, respondió con un tono gélido:
"¿Un plan, dices? Todo lo que ocurre es parte de algo más grande, algo que tú jamás entenderías, pequeña Kats. Pero te diré algo..."
Se inclinó hacia ella, su rostro ahora más cerca, dejando que su aura pesada y sofocante la rodeara. Luego, con una voz suave, pero afilada como un cuchillo, continuó:
"Recuerda lo que te dije hace meses... Si me desobedeces, no dudaré en matarte. Espero que no lo hayas olvidado."
El comentario hizo que Kats se quedara helada, su mente reviviendo aquel momento en el que Nyx'thoran había pronunciado esas palabras por primera vez. Ahora, más que nunca, comprendía que jugaba con fuego, pero sabía que no podía retroceder. Sus manos se cerraron en puños, y con un leve temblor, respondió en voz baja:
"No lo he olvidado... pero no te equivocarás de nuevo conmigo."
Nyx'thoran rio suavemente, un sonido cargado de oscuridad, mientras daba media vuelta, dejando a Kats con una mezcla de miedo y determinación ardiente en su interior.
Nyx'thoran observó a Kats con una mirada fría y calculadora, mientras sus palabras resonaban como sentencias en la habitación.
"Te mandaré a trabajar," declaró con un tono firme, como si todo estuviera ya decidido. "Si mueres, ya no es mi problema. Pero necesito que termines lo que no pudiste hacer la vez anterior."
Kats apretó los puños, sintiendo el peso de las palabras que seguían.
"A Aracely y su familia... elimínalos. No hay espacio para fracasos esta vez."
Kats sintió un escalofrío recorrerle la columna. Recordaba bien la última misión. Aracely y su familia no solo habían demostrado ser fuertes, sino que también habían desestabilizado su confianza. Pero ahora, con la orden directa de Nyx'thoran, sabía que no había lugar para objeciones.
Sin embargo, algo en su interior se revolvía, una chispa de rebelión que ella misma no entendía del todo. Tragó saliva, levantó la mirada y respondió con un tono serio:
"Lo haré... pero esta vez, a mi manera."
Nyx'thoran esbozó una sonrisa peligrosa, como si disfrutara del desafío implícito en sus palabras.
"Eso espero, Kats. Pero recuerda, si fallas de nuevo, no necesitarás preocuparte por ellos... porque yo mismo me encargaré de ti."
Nyx'thoran, antes de retirarse, miró a Kats con desdén. Sin previo aviso, la sujetó del brazo con una fuerza abrumadora que la hizo contener el aliento.
"Si no puedes cumplir con esta tarea, entonces no eres más que un desperdicio de mi tiempo."
Con un movimiento brutal, la lanzó hacia el portal que había creado frente a ellos. La fuerza con la que la impulsó fue tan descomunal que Kats atravesó el portal a una velocidad inimaginable, desgarrando el tejido mismo de la dimensión que conectaba ambos extremos.
Al salir del otro lado, el impacto fue devastador. Kats salió disparada, atravesando varios edificios con estruendosos estallidos, el concreto y el vidrio cayendo a su paso. Finalmente, su cuerpo chocó contra un vehículo estacionado, deformándolo bajo el peso de su caída.
El sonido metálico del impacto resonó en el aire mientras el polvo y los escombros se asentaban lentamente. Kats yacía sobre el vehículo, su cuerpo adolorido y cubierto de cortes. La sangre resbalaba por su frente, pero su mirada seguía encendida, llena de furia y determinación.
"Maldito Nyx'thoran... Me las pagarás," murmuró entre dientes, mientras se levantaba lentamente, tambaleándose. Las heridas en su cuerpo eran profundas, pero no suficientes para detenerla. Ella sabía que su misión acababa de comenzar, y que ahora estaba más sola que nunca.
Aunque cada paso le dolía, comenzó a caminar por la ciudad desconocida, su mirada fija en el horizonte, intentando procesar lo ocurrido.
Las calles estaban llenas de gente que iba y venía, ajena a la presencia de Kats y a su misión. Los rascacielos se alzaban sobre ella, cubriendo el cielo con su sombra, mientras los vehículos avanzaban con el ruido constante de motores y bocinas. Kats observaba todo con desconfianza. No sabía en qué tiempo o lugar estaba exactamente, pero tenía claro su propósito: acabar con Aracely y su familia.
Mientras caminaba, repasaba mentalmente lo que sabía de Aracely. "Es fuerte, pero no invencible. Si la atacó de frente, será mi fin. Necesito un plan, algo que me dé ventaja."
Miró sus manos y las apretó con fuerza. A pesar de los golpes y heridas, su cuerpo estaba acostumbrado al dolor. Sin embargo, esta vez sentía algo diferente. Una duda comenzaba a surgir en su interior: ¿realmente podía vencer a alguien a quien ya había fallado antes?
Pasó junto a una pantalla gigante que transmitía noticias locales. En el fondo, escuchó algo sobre "extraños eventos" y "explosiones inusuales" que parecían recientes. Kats ignoró el ruido y continuó caminando, hasta que llegó a un callejón tranquilo. Se detuvo, apoyándose contra una pared para tomar aire, y cerró los ojos un momento.
"Nyx'thoran me lanzó aquí como si fuera un simple peón… Pero no lo soy. No puedo fallar otra vez. Esta vez, no habrá errores."
Mientras seguía por las calles, las ideas comenzaban a tomar forma en su mente. Sabía que necesitaría más información y recursos, pero algo estaba claro: esta vez, Aracely caería.
En otro lugar, la vida de Aracely se había convertido en un caos silencioso. Sus padres, que alguna vez fueron su apoyo incondicional, habían decidido separarse tras meses de tensiones acumuladas. Aquella estabilidad que creía eterna se desmoronó, dejándola entre dos mundos que ya no encajaban juntos.
Taejoo, la chica que alguna vez había amado con todo su corazón, ahora era solo un recuerdo amargo. Su relación con Law, que antes parecía sólida, se rompió de manera irremediable. Los dos intentaron ignorar lo ocurrido, pero la sombra de aquella noche, marcada por la traición y la droga que Kats había introducido en sus vidas, nunca se disipó.
Esa droga, que Kats había utilizado para manipular la situación, fue la chispa que encendió la desconfianza entre ellos. Lo que alguna vez fue amor se transformó en una cadena de reproches y silencios incómodos. La intimidad que compartieron, forzada por circunstancias envenenadas, dejó heridas que ninguno de ellos sabía cómo sanar.
Aracely, cargando con la culpa de esa noche y con el peso de ver cómo todo a su alrededor se desmoronaba, se sentía atrapada. Caminaba por las calles, buscando respuestas en un mundo que parecía empeñado en arrebatarle todo.
"¿Cómo llegué a esto?" pensaba constantemente. Kats no solo había manipulado su vida, sino que había dejado una marca profunda en su alma, una herida que dolía más que cualquier golpe físico.
A pesar de todo, en lo más profundo de su ser, Aracely sabía que debía seguir adelante. No podía permitir que Kats, ni las circunstancias, definieran su destino. Pero cada paso que daba era un recordatorio de las relaciones rotas y los sueños desvanecidos. Ahora, más que nunca, debía encontrar su propósito, aunque el camino estuviera lleno de sombras.
Tras su ruptura con Taejoo, Law encontró consuelo en alguien inesperado: Jennifer, la chica que lo había atendido en el hospital durante uno de los momentos más complicados de su vida. Lo que comenzó como una relación profesional, con Jennifer cuidando de sus heridas físicas, lentamente se transformó en algo más.
Jennifer tenía una calidez en su forma de ser que le devolvió a Law algo que había perdido hacía meses: la tranquilidad. Ella no solo lo escuchaba, sino que lo entendía. Cada conversación con ella era un recordatorio de que aún había personas dispuestas a quedarse, incluso cuando todo parecía perdido.
Con el tiempo, empezaron a salir. Su relación no era perfecta, pero estaba marcada por una conexión genuina y momentos que le hacían olvidar las tensiones del pasado. Jennifer lo animaba a ser mejor, a reconstruirse a partir de las ruinas de su relación anterior y a no dejar que los errores definieran su futuro.
Aunque Law aún cargaba con el peso de lo que había ocurrido con Taejoo y Aracely, estar con Jennifer le dio un nuevo propósito. Por primera vez en meses, sentía que podía mirar hacia adelante sin miedo. Jennifer, con su paciencia y ternura, se convirtió en un faro en medio de la tormenta, alguien que no solo curaba su cuerpo, sino también su corazón.
Mientras tanto, Aracely intentaba adaptarse a la nueva relación de su padre con Jennifer, quien no solo era la nueva mujer en su vida, sino también su madrastra. Jennifer, la misma chica que había atendido a Law en el hospital y ahora era su pareja, se mostraba increíblemente amable y comprensiva con Aracely.
Jennifer hacía todo lo posible por ganarse su confianza. Le preparaba su comida favorita, le ofrecía tiempo para conversar cuando lo necesitara, y trataba de comprenderla sin presiones. Su calidez y paciencia comenzaban a suavizar la desconfianza de Aracely, quien al principio se mostraba reticente ante esta nueva figura materna.
La transición no era fácil. Aracely aún lidiaba con las cicatrices emocionales de los últimos meses: la separación de sus padres, las traiciones y los conflictos que Kats había causado, y su propia lucha interna para encontrar estabilidad. Sin embargo, Jennifer representaba un pequeño faro de esperanza.
Aunque Aracely no lo decía abiertamente, empezaba a valorar la presencia de Jennifer en su vida. Quizás, por primera vez en mucho tiempo, sentía que podría encontrar algo de paz en medio de tanto caos.
Una tarde, mientras Aracely y Jennifer compartían un momento juntas en la sala, Jennifer decidió darle una noticia importante. Con una sonrisa algo nerviosa, tomó las manos de Aracely y le dijo:
—Aracely, tengo algo muy especial que quiero contarte.
Aracely la miró con curiosidad, aunque una parte de ella temía que fuera algo que complicara aún más su vida.
—¿Qué pasa? —preguntó con cautela.
Jennifer respiró hondo y, sin soltar sus manos, anunció:
—Estoy embarazada.
El silencio llenó la habitación por unos segundos que parecieron eternos. Aracely parpadeó, procesando lo que acababa de escuchar.
—¿Vas a tener un bebé? —preguntó finalmente, con una mezcla de sorpresa y confusión en su voz.
Jennifer asintió, sus ojos brillando de emoción.
—Sí, vas a tener un hermanito o hermanita.
Aracely no supo qué decir al principio. La noticia era inesperada, y su mente se llenó de preguntas. ¿Cómo cambiaría esto su relación con Jennifer? ¿Qué significaba para su familia? Sin embargo, al mirar la felicidad en el rostro de Jennifer, algo dentro de ella comenzó a calmarse.
—Eso... eso es bueno, supongo —murmuró Aracely, aún un poco abrumada, pero tratando de ser sincera.
Jennifer le dedicó una sonrisa cálida.
—Sé que puede ser un poco difícil de procesar ahora, pero quiero que sepas que esto no cambia lo importante que eres para mí. Eres parte de esta familia, Aracely, y siempre lo serás.
Aunque Aracely no respondió de inmediato, esas palabras resonaron en su corazón. Quizás, después de todo, esta nueva etapa podría traer algo de estabilidad y alegría a su vida.
Mientras Kats caminaba por la ciudad, perdida en sus pensamientos sobre cómo enfrentarse a Aracely, un portal oscuro se abrió justo a su lado. De él emergieron dos figuras imponentes: Evil Aracely y Dark Murasaki.
Evil Aracely, con una mirada fría y sin emociones, cruzó los brazos mientras miraba a Kats con superioridad.
—Parece que necesitas ayuda —dijo, su voz cargada de un desprecio calculado.
A su lado, Dark Murasaki, con su aura sombría y su katana envuelta en energía oscura, añadió con una sonrisa siniestra:
—Nosotros nos encargaremos de que esa familia desaparezca.
Kats las miró, sorprendida al principio, pero rápidamente su expresión cambió a una mezcla de cautela y aceptación.
—¿Y por qué querrían ayudarme? —preguntó, desconfiada.
Evil Aracely dio un paso adelante, sus ojos brillando con malicia.
—Porque la familia de esa Aracely no merece vivir. Sus vidas son un obstáculo para nosotras, al igual que lo son para ti.
Dark Murasaki asintió mientras colocaba su mano sobre la empuñadura de su katana.
—Además, esto no es solo por ti. Nos beneficia a todos deshacernos de ellos de una vez por todas.
Kats soltó un suspiro, sabiendo que, aunque su ayuda podía ser peligrosa, sería un recurso invaluable en su misión.
—De acuerdo —dijo finalmente, su mirada endurecida mientras apretaba los puños—. Si están dispuestas a ayudarme, entonces acabemos con esta familia de una vez por todas.
Evil Aracely y Dark Murasaki compartieron una sonrisa de complicidad, y juntas, las tres comenzaron a trazar el plan para desatar el caos y destruir a la familia de Aracely. El portal detrás de ellas se cerró lentamente, dejando un eco oscuro que resonó en las calles vacías.
Mientras Aracely paseaba por un campo cercano a su casa, sintió un poder oscuro que la inquietó profundamente. Su entrenamiento con la maestra Chuuya había sido exhaustivo durante los últimos meses, pero gracias a él, había desarrollado habilidades avanzadas, incluyendo la capacidad de comunicarse por telepatía.
Concentrándose, cerró los ojos y extendió su energía en busca de aliados que pudieran ayudarla a enfrentar la amenaza inminente.
Primero contactó a Blue, su mejor amiga y confidente.
—Blue, necesito tu ayuda —le dijo con urgencia en su mente.
Blue, quien estaba en su casa meditando, abrió los ojos al escuchar la voz de Aracely en su cabeza.
—¿Aracely? ¿Qué está pasando? —respondió, sintiendo la gravedad de la situación.
Luego, Aracely buscó a Murasaki, su compañera de batallas y rival convertida en aliada. Murasaki estaba entrenando en un dojo cuando la voz de Aracely resonó en su mente.
—Murasaki, algo malo está ocurriendo. Necesito que vengas de inmediato.
Murasaki dejó de entrenar, su expresión seria.
—Entendido. Voy en camino —respondió con determinación.
Finalmente, Aracely se comunicó con Serquiel, un ex compañero y alguien con quien tenía un pasado complicado. Serquiel estaba en una ciudad distante, pero al escuchar la voz de Aracely, supo que algo importante estaba sucediendo.
—Serquiel, sé que hace tiempo que no hablamos, pero necesito tu ayuda. Es urgente.
Serquiel, aunque sorprendido, respondió con calma:
—Siempre puedes contar conmigo, Aracely. Dime dónde estás, y llegaré lo más rápido posible.
Con la ayuda de su entrenamiento, Aracely logró reunir a sus aliados mediante su nueva habilidad. Sabía que juntos serían más fuertes para enfrentar lo que fuera que se avecinara. Un viento frío sopló mientras Aracely abría los ojos, con una renovada determinación en su mirada. El verdadero enfrentamiento estaba a punto de comenzar.
Kats sintió un repentino estallido de energía que emanaba desde la distancia. Sabía que ese poder solo podía pertenecer a Aracely.
—Parece que nuestra presa está lista para enfrentarnos —dijo Kats con una sonrisa maliciosa, sus ojos brillando con la emoción de la cacería.
Evil Aracely, quien estaba a su lado, soltó una carcajada oscura.
—Perfecto, es hora de hacer que se arrepienta de todo lo que ha intentado proteger.
Dark Murasaki permaneció en silencio, pero una sonrisa siniestra apareció en su rostro. Con una sola mirada entre ellas, las tres entendieron que era el momento de actuar.
Kats no perdió el tiempo. Con rapidez, usó su poder para abrir un portal.
—No podemos dejar que Aracely y sus aliados se preparen demasiado. Vamos a interceptarla antes de que gane más ventaja.
Con un salto, Kats atravesó el portal, seguida por Evil Aracely y Dark Murasaki. Al salir del otro lado, las tres se dispararon como cometas oscuras hacia el lugar donde sentían el poder de Aracely. Sus velocidades eran tan altas que dejaban una estela de energía negra que rompía el cielo.
—¡Prepárate, Aracely! —gritó Kats con una mezcla de odio y determinación mientras se acercaban rápidamente al epicentro del poder.
La batalla se avecinaba, y el choque entre estas fuerzas opuestas estaba a punto de sacudir el equilibrio de todo lo que conocían.
Aracely, aún enfocada en sus entrenamientos, sintió una presencia oscura que se acercaba rápidamente. Su corazón se detuvo por un segundo, pensando que sería un ataque directo hacia ella y sus aliados. Pero algo no cuadraba.
Cerró los ojos, conectándose con su recién descubierta percepción. Entonces lo sintió claramente: el poder no iba hacia donde estaban ella, Blue, Murasaki, o Serquiel. El objetivo era completamente diferente.
—¡No puede ser! —dijo Aracely, su rostro pálido mientras un escalofrío recorría su cuerpo. Sintió que el poder iba directo hacia su madre, Taejoo.
Sin pensarlo dos veces, Aracely se lanzó al aire con toda la fuerza que tenía, dejando atrás a sus aliados por un momento.
—¡No voy a llegar tarde! —gritó mientras volaba, impulsándose con su energía espiritual. La velocidad de su vuelo rompía el viento a su paso, pero sentía que no era suficiente.
Mientras se acercaba, Aracely podía sentir que las energías oscuras se concentraban más y más cerca de la ubicación de su madre. Kats, Evil Aracely, y Dark Murasaki ya estaban muy cerca. La desesperación encendió algo en su interior, algo que nunca antes había sentido.
—¡No permitiré que toquen a mi familia! —rugió mientras un aura brillante, mezcla de azul y dorado, la rodeaba, acelerando aún más su vuelo.
Aracely sabía que no podía fallar. No esta vez.
Taejoo, con una sonrisa cálida, vio aparecer a Evil Aracely frente a ella. Por un instante, pensó que era su hija, y su corazón se llenó de alivio.
—Aracely, cariño, ¿qué haces aquí tan de repente? —dijo mientras extendía los brazos para abrazarla.
Evil Aracely, con una expresión fría pero perfectamente disfrazada de ternura, permitió el abrazo. Taejoo la rodeó con sus brazos, sintiendo el calor familiar que siempre asociaba con su hija. Pero en ese instante, Evil Aracely susurró:
—No soy quien crees que soy.
Antes de que Taejoo pudiera reaccionar, Evil Aracely hundió su mano en el pecho de Taejoo con una fuerza despiadada. El sonido desgarrador de la carne perforada llenó el aire, y la sangre comenzó a derramarse lentamente.
—¿P-por qué...? —susurró Taejoo con voz temblorosa, sus ojos llenos de confusión y dolor mientras miraba el rostro de Evil Aracely, esperando encontrar una respuesta.
Evil Aracely simplemente la observó con una sonrisa maliciosa, disfrutando de cada segundo.
En ese momento, un rugido de energía resonó en el aire. Era Aracely, que finalmente había llegado, su aura dorada ardiendo como un fuego incontrolable.
—¡No! ¡Mamá! —gritó mientras veía la escena frente a ella.
La verdadera Aracely aterrizó con fuerza, el suelo temblando bajo su impacto. Sus ojos estaban llenos de ira y dolor, y su energía espiritual aumentaba rápidamente, iluminando el lugar.
Evil Aracely dejó caer a Taejoo al suelo, girándose hacia la verdadera Aracely con una sonrisa sádica.
—¿Llegué tarde para la reunión familiar? —se burló mientras limpiaba la sangre de su mano.
Aracely apretó los puños, temblando de rabia.
—Esto no te lo voy a perdonar... ¡Te juro que lo pagarás! —gritó, liberando un torrente de energía que hizo retroceder incluso a Evil Aracely.
La batalla estaba a punto de comenzar, y Aracely no pensaba detenerse hasta proteger a los suyos y vengar a su madre.
Evil Aracely y Aracely se miraron fijamente, el ambiente entre ellas cargado de tensión. Sin previo aviso, ambas salieron disparadas al mismo tiempo, sus movimientos tan rápidos que apenas se podían seguir.
Sus puños chocaron contra los rostros de la otra con una fuerza devastadora, provocando una onda expansiva que destrozó los alrededores. Ambas giraron casi simultáneamente, lanzando un golpe directo a los cuellos de la otra, obligándolas a retroceder tambaleantes por el impacto, casi cayendo al suelo.
Evil Aracely se recuperó rápidamente, su mirada fría y calculadora brillando con malicia. Sin dar tregua, concentró su energía oscura en la palma de su mano y lanzó un poderoso ataque directo al pecho de Aracely. El impacto fue brutal, mandándola a volar por los aires, chocando contra una pared cercana que se derrumbó con el golpe.
Mientras Aracely trataba de levantarse, jadeando por el dolor y con una mano en el pecho, Evil Aracely sonrió sádicamente, cruzando los brazos.
—Esto es solo el comienzo, querida. Ahora falta tu madrastra.
Aracely, aún aturdida, apretó los dientes al escuchar esas palabras. Una ira ardiente comenzó a crecer dentro de ella, su energía comenzando a rodearla como una llama dorada.
—No te atrevas... —murmuró, su voz temblando tanto de rabia como de determinación.
Pero Evil Aracely simplemente rió, disfrutando del caos que estaba causando, mientras empezaba a caminar en dirección a donde se encontraba Jennifer.
Kats y Dark Murasaki aparecieron frente a Jennifer en un destello oscuro, sus figuras proyectando una presencia intimidante en el lugar. Jennifer, aunque sorprendida, mantuvo la calma, protegiendo instintivamente su vientre con las manos.
Kats sonrió con malicia mientras inclinaba ligeramente la cabeza, evaluando a Jennifer.
—Vaya, así que tú eres la famosa madrastra. —Kats dio un paso al frente, sus ojos llenos de desprecio—. Venimos a hacer el trabajo que alguien dejó incompleto.
Dark Murasaki, con una expresión igualmente cruel, cruzó los brazos y añadió:
—Es una lástima, ¿sabes? Estabas construyendo una vida feliz, pero... así es la naturaleza de las tragedias.
Jennifer retrocedió lentamente, sus ojos buscaban una salida, pero la presión del aura de ambas villanas era abrumadora.
—No sé quiénes son ni qué quieren, pero no les dejaré hacerle daño a mi familia.
Kats soltó una carcajada fría.
—¿Tu familia? Qué conmovedor... Pero lo que queremos no tiene nada que ver con tus deseos.
Dark Murasaki sacó su espada, el filo brillando con una energía oscura, mientras Kats comenzaba a reunir una energía siniestra en sus manos.
—Esto será rápido... o quizás no, —dijo Dark Murasaki, acercándose lentamente.
La tensión en el aire era palpable, y Jennifer sabía que debía pensar rápido si quería proteger no solo su vida, sino también la de su hijo.
Dark Murasaki tomó a Jennifer del cuello con una fuerza descomunal, levantándola del suelo como si no pesara nada. Jennifer intentó liberar el agarre con ambas manos, pero la presión era implacable.
—Así que tú eres la gran esperanza de esta familia, ¿eh? —dijo Dark Murasaki con una sonrisa torcida—. No eres más que una simple pieza en nuestro juego.
Mientras tanto, Kats observaba la escena desde un costado, cruzada de brazos y con una sonrisa de satisfacción.
—Espero que esto sea suficiente para saldar mi deuda con Nyx'thoran, —comentó con frialdad—. Porque no pienso volver a fallar... no esta vez.
Jennifer, luchando por respirar, logró reunir fuerzas para mirar a Dark Murasaki directamente a los ojos.
—No... no importa lo que hagan... alguien vendrá por ustedes...
Kats soltó una risa burlona.
—¿De verdad? ¿Esperas que Aracely llegue a tiempo? —Su voz estaba llena de sarcasmo—. Estamos un paso por delante de todos ustedes.
Dark Murasaki, sin soltar el agarre, miró a Kats.
—¿Qué hacemos con ella? Terminarla ahora sería tan fácil...
Kats dio unos pasos hacia ellas, su expresión cambiando a una mezcla de malicia y aparente diversión.
—Hazlo lento... Que entienda que este es el precio de enfrentarse a Nyx'thoran y a nosotras.
Jennifer cerró los ojos, intentando mantenerse fuerte, mientras las risas crueles de las dos villanas resonaban en el aire. La situación parecía cada vez más desesperada.
Law entró por la puerta, agotado después de un largo día de trabajo. Sin embargo, lo que vio lo llenó de furia y adrenalina al instante: Jennifer colgando en el aire, siendo estrangulada por Dark Murasaki, mientras Kats observaba con una sonrisa perversa.
Sin pensarlo dos veces, Law tomó su bolsón de trabajo y lo lanzó con toda su fuerza directamente al rostro de Dark Murasaki. El impacto fue suficiente para desconcentrarla, haciendo que aflojara su agarre sobre Jennifer.
Aprovechando el momento, Law se lanzó con rapidez, conectando una patada certera en el abdomen de Dark Murasaki. El golpe fue lo suficientemente fuerte como para que esta soltara a Jennifer por completo, quien cayó al suelo tosiendo y jadeando por aire.
Dark Murasaki retrocedió unos pasos, llevándose una mano al lugar donde la había golpeado, sorprendida por el atrevimiento de un simple humano.
—¿Cómo te atreves? —dijo Dark Murasaki, su voz llena de enojo mientras sus ojos brillaban con furia—. ¡Eres solo un insignificante mortal!
Law se colocó frente a Jennifer en una postura defensiva, sin mostrar temor.
—No me importa lo que seas, —dijo con determinación—. No vas a tocar a mi familia mientras yo esté aquí.
Kats observaba desde un costado, aparentemente tranquila, aunque una sonrisa maliciosa se dibujaba en su rostro.
—Vaya, vaya... parece que el señor héroe tiene agallas. —Su tono era burlón mientras daba un paso adelante—. ¿Qué piensas hacer contra nosotras, humano?
Law no respondió. Sus ojos estaban fijos en Dark Murasaki, quien ahora lo miraba con una mezcla de enojo y desprecio. Sabía que la situación era peligrosa, pero no pensaba retroceder, no mientras Jennifer estuviera en peligro.
Kats comenzó a reírse, su voz resonando en la habitación con un eco burlón y frío. Dio un paso hacia adelante, cruzándose de brazos mientras observaba a Law con una mirada de superioridad.
—Vaya, vaya, —dijo, con un tono sarcástico—. Ahora que te veo más de cerca, te recuerdo perfectamente, Law.
Law no apartó la mirada, manteniéndose firme entre Kats y Jennifer.
—¿Ah, no te acuerdas? —continuó Kats con una sonrisa maliciosa—. Fuiste tú, ¿verdad? Sí... el pobre idiota al que le perforé los pulmones dos veces. Creí que ya te habrías ido al otro mundo. Qué lástima que no terminé el trabajo.
Law apretó los puños, su mandíbula tensa mientras el recuerdo cruzaba fugazmente por su mente. Recordaba aquel enfrentamiento, el dolor insoportable y cómo apenas había sobrevivido gracias a Jennifer y al equipo médico que lo había atendido.
—¿Y qué? —respondió Law con frialdad, clavando sus ojos en Kats—. Tal vez me perforaste los pulmones, pero mírame ahora. Estoy aquí, vivo, mientras tú no eres más que una cobarde escondida detrás de tus trucos sucios.
Kats alzó una ceja, divertida por la respuesta de Law, aunque una chispa de molestia se encendió en sus ojos.
—¿Cobarde? —murmuró, su tono ahora más oscuro—. Quizás debería perforarte otra vez, solo para recordarte tu lugar.
—Inténtalo —replicó Law, sin retroceder ni un paso—. Pero si lo haces, será lo último que hagas.
Dark Murasaki observó la escena con una sonrisa ladeada, mientras Jennifer, aún jadeando por aire, se aferraba a la espalda de Law, intentando mantenerse de pie. Kats, sin embargo, dio un paso más hacia él, su sonrisa ampliándose.
—Esto será divertido, —dijo Kats, mientras su energía oscura comenzaba a rodearla—. Muy divertido.
Law permaneció inmóvil, su mente procesando todo lo que veía en la pantalla del televisor: su hija peleando con alguien idéntico a ella, su exesposa Taejoo desangrándose en el suelo, y ahora su pareja Jennifer, embarazada de él, en peligro. Algo en su interior estalló, un fuego que jamás había sentido antes.
En su memoria resonaron las palabras del director de la Academia Historia, Rigor, en una entrevista que había visto hace años: "Para canalizar el poder que yace en tu interior, solo debes almacenarlo en un punto y luego liberarlo. Todos tienen poder, pero pocos saben cómo despertarlo."
Respiró profundamente, sus manos comenzaron a temblar. "Voy a perderlo todo..." pensó, mientras un torrente de emociones recorría su cuerpo. Una furia descomunal lo consumió, pero también una determinación feroz.
Con un grito que resonó por toda la habitación, Law sintió cómo algo despertaba en lo profundo de su ser. Sus manos adoptaron el Prana Mudra, uniendo el pulgar, el anular y el meñique, mientras el índice y el medio permanecían extendidos. Una energía oscura y envolvente comenzó a rodearlo, sus ojos brillaron con un fulgor extraño y su voz se alzó con firmeza:
—¡No entienden lo que significa ser humano! Trabajamos en equipo, sobrevivimos juntos. Pero ustedes... ustedes nunca entenderán el verdadero significado de la vida.
La energía que lo rodeaba se expandió rápidamente, formando una esfera negra que atrapó a Kats y Dark Murasaki. Jennifer, sin embargo, permaneció intacta, protegida por el dominio que Law estaba creando.
Dentro de esa dimensión que había surgido de su ira y determinación, comenzaron a manifestarse todos los elementos: fuego, agua, tierra, aire, y más. Los cielos de la dimensión se oscurecieron con tormentas eléctricas, el suelo se cubrió de lava y océanos se levantaron en torbellinos. Cada rincón del lugar era una mezcla de caos elemental.
Kats y Dark Murasaki quedaron atrapadas en el centro del dominio, rodeadas por las fuerzas de la naturaleza en su forma más pura. Law, ahora en control de este vasto poder, caminó hacia ellas con una expresión de absoluta determinación.
—Este es mi Elemento Eterno, —dijo con una voz profunda, cargada de poder—. Y aquí, ustedes enfrentarán lo que significa desafiar a un humano que lucha por su familia.
Kats intentó moverse, pero la presión de la energía la mantenía inmovilizada. Dark Murasaki, aunque poderosa, comenzó a sentir miedo al ver cómo los elementos parecían responder únicamente a la voluntad de Law. Este nuevo poder no era algo que hubieran esperado, y ambas sabían que estaban en serios problemas.
Kats y Dark Murasaki intercambiaron miradas rápidas mientras evaluaban la situación. La presión de los elementos en el dominio de Law era abrumadora, pero ambas sabían que rendirse no era una opción. Se lanzaron simultáneamente hacia él con una velocidad impresionante. Law, siempre alerta, retrocedió rápidamente y combinó el fuego y el aire para crear un tornado de fuego que se dirigió directamente hacia ellas.
El ataque las obligó a separarse para esquivarlo. Aprovechando el momento, Law se posicionó detrás de Dark Murasaki y lanzó un ataque de electricidad con su mano derecha. Sin embargo, Dark Murasaki, con un movimiento calculado, absorbió la electricidad directamente en su cuerpo, mostrando una sonrisa desafiante.
—¿Sorprendido? —le dijo Dark Murasaki con un tono burlón—. Yo controlo la electricidad, ¿lo olvidaste?
Aunque sorprendido, Law no mostró señales de miedo. En lugar de eso, rápidamente cambió de estrategia. Golpeó el suelo con ambas manos, levantando un muro de tierra que arrojó hacia Kats. Mientras tanto, comenzó a manipular el agua en el aire, concentrándola entre sus dedos. Con un movimiento calculado, juntó las manos y comprimió el agua en un chorro de alta presión.
El corte de agua fue lanzado directamente hacia Kats, quien alzó su brazo para bloquearlo. Sin embargo, el impacto fue devastador; la fuerza del agua logró doblegar su brazo, perforando la piel y dejando una herida visible. Kats, apretando los dientes por el dolor, alzó su brazo hacia arriba, desviando el ataque antes de que pudiera causar más daño.
—¡No está mal para un humano! —gritó Kats, claramente molesta pero aún decidida.
Law, observando cómo sus oponentes comenzaban a adaptarse a su poder, respiró profundamente, manteniendo su concentración.
—Esto es solo el comienzo, —respondió con calma—. No me importa cuántas veces lo intenten, no voy a dejar que lastimen a mi familia.
Mientras hablaba, Law comenzó a combinar los elementos de una manera más fluida, preparando el siguiente ataque con una mezcla de fuego y tierra, mientras observaba cada movimiento de Kats y Dark Murasaki con la mirada de alguien dispuesto a darlo todo para proteger a quienes ama.
Law sintió cómo la energía de su dominio comenzaba a agotarse; el tiempo para mantenerlo estaba llegando a su límite. Con una última explosión de determinación, golpeó el suelo con fuerza usando su pie, liberando un estallido de poder elemental que hizo emerger afilados picos de hielo desde el suelo. Estos picos perforaron la carne de Kats y Dark Murasaki, provocando que ambas fueran lanzadas por los aires debido a la fuerza del impacto.
El dominio finalmente se desmoronó, desvaneciéndose en un destello de energía, dejando a Law de pie en el centro del caos, sudando y respirando con dificultad. Sabía que no tenía tiempo para dudar. Con ambos dedos extendidos, canalizó lo que quedaba de su energía natural en un último ataque. Una esfera de energía brillante se formó frente a sus manos, creciendo lo suficiente como para generar una presión intensa.
—¡Esto termina aquí! —gritó Law, lanzando el ataque con todo su poder.
La esfera impactó directamente en Kats y Dark Murasaki, envolviéndolas en una fuerza abrumadora que las lanzó a gran distancia, destrozando cualquier cosa en su trayectoria. Ambas chicas cayeron al suelo lejos de la casa, claramente afectadas por el ataque.
Law se tambaleó ligeramente, sintiendo el agotamiento por el esfuerzo extremo que había hecho. Por ser su primera vez usando este tipo de poder, su cuerpo estaba al borde del colapso. Respiró profundamente, mirando a su alrededor para asegurarse de que Jennifer estaba a salvo.
—Espero que esto sea suficiente para mantenerlas alejadas… al menos por ahora, —dijo para sí mismo mientras trataba de recuperar el aliento. Luego volteó hacia Jennifer, quien aún se encontraba asustada pero ilesa—. Todo está bien… ya pasó, —le aseguró con una leve sonrisa, aunque sabía que esta batalla estaba lejos de terminar.
Mientras tanto, Aracely y Evil Aracely continuaban su intenso combate. Cada golpe, cada patada, cada técnica de energía parecía reflejarse en un espejo. Ambas movían sus cuerpos con precisión perfecta, y cada ataque era respondido con una defensa o contraataque idéntico. Los choques entre sus energías creaban explosiones que iluminaban el cielo, sacudiendo los alrededores y dejando cráteres en el suelo donde impactaban.
Aracely, con la frente perlada de sudor, respiraba pesadamente mientras observaba a su contraparte, Evil Aracely, quien le devolvía una mirada fría y desafiante. Ambas sabían que esto no solo era una pelea de poder, sino una lucha por la supervivencia de todo lo que Aracely amaba.
A lo lejos, Murasaki, Serquiel y Blue observaban el combate con atención. Cada uno mantenía su distancia, consciente de la magnitud del poder que ambas combatientes desataban.
—Nunca había visto algo así… —murmuró Murasaki, cruzando los brazos, su mirada fija en las explosiones que sacudían la tierra.
—Es como si estuvieran sincronizadas, como si compartieran la misma energía, —comentó Blue, apretando los puños. Aunque era su amiga, sabía que no podía intervenir en esa batalla; era un enfrentamiento que Aracely debía superar por sí misma.
Serquiel, por su parte, observaba en silencio, su mandíbula tensa. Aunque ya no estaba involucrado románticamente con Aracely, una parte de él seguía preocupándose profundamente por ella. Sentía la tentación de saltar al combate, pero sabía que hacerlo solo la distraería y podría ponerla en peligro.
De repente, una explosión más poderosa que las anteriores sacudió la tierra, levantando una nube de polvo que bloqueó la visión de todos por un momento. Murasaki entrecerró los ojos, intentando discernir lo que estaba pasando.
—Esto se está intensificando demasiado. Si no terminan pronto, podrían destruir toda la ciudad… —murmuró con preocupación.
Mientras el polvo comenzaba a asentarse, ambas figuras se mantenían de pie, inmóviles, con sus miradas clavadas una en la otra. La tensión entre ellas era palpable, como si el siguiente movimiento pudiera decidir el destino de la batalla.
Aracely observó a lo lejos cómo su maestra Chuuya se unía al grupo de espectadores donde estaban Murasaki, Serquiel y Blue. Una chispa de determinación cruzó sus ojos al notar la presencia de su mentora, quien se mantenía con los brazos cruzados, observando en silencio pero con una expresión seria.
—Bueno, parece que tengo una audiencia, —dijo Aracely con una leve sonrisa mientras giraba su mirada hacia Evil Aracely—. Es hora de mostrarles que voy a derrotarte.
Evil Aracely respondió con una sonrisa burlona. —¿De verdad crees que puedes vencerme? Eres solo una sombra débil de lo que podrías ser.
Sin dar tiempo para más palabras, Evil Aracely se lanzó hacia Aracely con velocidad, su puño brillando con energía oscura. El golpe impactó directamente en el abdomen de Aracely, haciéndola retroceder varios metros mientras un rastro de polvo se levantaba detrás de ella.
Aracely apretó los dientes, sosteniéndose el abdomen. —No pienses que un simple golpe me detendrá.
Con un grito, Aracely se lanzó hacia adelante, regresando el golpe con toda su fuerza. Su puño brillaba con una energía luminosa, chocando contra el rostro de Evil Aracely con un impacto que resonó como un trueno en el aire. Evil Aracely fue empujada hacia atrás, pero aterrizó hábilmente, limpiándose la sangre de la comisura de los labios con una sonrisa retorcida.
—Bien… parece que tienes algo de fuerza después de todo. Esto será divertido.
Mientras tanto, desde la distancia, Chuuya observaba la pelea con ojos críticos, evaluando cada movimiento de su alumna. A su lado, Blue no podía contener su preocupación.
—¿Deberíamos hacer algo? —preguntó Blue, mirando a Chuuya.
—No, —respondió la maestra, sin apartar la vista del combate—. Esta es su batalla. Si intervienen ahora, le quitarán la oportunidad de superar este obstáculo.
Murasaki asintió, entendiendo las palabras de Chuuya, aunque la preocupación no abandonaba su rostro. Serquiel simplemente observaba en silencio, con los puños apretados.
De vuelta en el campo de batalla, las explosiones y los golpes seguían. Aracely y Evil Aracely parecían iguales en fuerza y velocidad, cada golpe y técnica era respondido con precisión. Pero Aracely sabía que no podía seguir luchando así para siempre. Necesitaba encontrar una forma de superar a su contraparte.
—No solo voy a ganarte por mí, —dijo Aracely, sus ojos brillando con determinación—. Lo haré por todos los que amo y por todos los que has lastimado.
Evil Aracely soltó una carcajada. —Inténtalo. Me encantaría ver cómo fallas.
La tensión en el aire aumentaba con cada momento que pasaba. Los espectadores contenían el aliento, esperando el desenlace de este intenso enfrentamiento.
Dark Murasaki y Kats, recuperadas tras ser lanzadas lejos, salieron disparadas a una velocidad abrumadora hacia Law y Jennifer. El cansancio de Law, tras haber usado el dominio de los elementos, lo hacía más lento en sus reacciones, y Jennifer, embarazada, no podía moverse con rapidez para evitar el peligro.
—¡Jennifer, atrás! —gritó Law, posicionándose frente a su pareja para protegerla.
Kats llegó primero, con una sonrisa fría y despiadada. —¿Recuerdas esto, Law? Déjame refrescarte la memoria.
Antes de que Law pudiera reaccionar completamente, Kats lo golpeó con fuerza en el abdomen, dejando su cuerpo paralizado por un instante. Dark Murasaki apareció a su lado, sincronizando su ataque, y ambas perforaron los pulmones de Law con precisión quirúrgica, repitiendo la misma agonía que Kats le había causado en el pasado.
Law cayó de rodillas, con sangre brotando de su boca. Respiraba con dificultad, luchando por mantenerse consciente mientras Kats y Dark Murasaki lo miraban desde arriba con expresiones de triunfo.
—Siempre supe que eras débil, —dijo Kats con burla, inclinándose hacia él—. No eres más que un humano insignificante.
Jennifer gritó desesperada, queriendo correr hacia Law, pero Dark Murasaki le bloqueó el paso. —No te atrevas a moverte, querida. Estás aquí para observar cómo tu protector fracasa.
Law, aunque débil, apretó los dientes y levantó la mirada hacia las dos atacantes. —Ustedes... no entienden lo que significa ser humano. Caemos, sí, pero siempre nos levantamos.
Aunque sus pulmones perforados hacían que cada palabra fuera un esfuerzo monumental, Law comenzó a concentrar lo que quedaba de su energía en sus manos, buscando una última oportunidad para proteger a Jennifer.
Kats lo notó y chasqueó la lengua. —¿De verdad crees que puedes hacer algo en este estado? Qué patético.
Jennifer, con lágrimas en los ojos, gritó con desesperación. —¡Déjenlo en paz! ¡Por favor, déjenlo!
Pero Kats y Dark Murasaki solo rieron ante su súplica. Kats levantó su mano, lista para dar el golpe final. —Adiós, Law.
De pronto, un estruendo resonó en la distancia. Una energía desconocida comenzó a llenar el ambiente, interrumpiendo la ejecución. Kats y Dark Murasaki se giraron, buscando la fuente del poder.
Law, aprovechando la distracción, reunió todas sus fuerzas restantes y lanzó una explosión de energía hacia ambas. Aunque no fue suficiente para dañarlas gravemente, el ataque las hizo retroceder unos pasos, dándole a Jennifer la oportunidad de correr hacia él.
—Law, no te rindas, por favor, aguanta, —susurró Jennifer mientras lo sostenía entre sus brazos, con lágrimas corriendo por sus mejillas.
Law, con una sonrisa débil, miró a Jennifer. —Siempre protegeré a mi familia… pase lo que pase.
La batalla no había terminado, pero en ese momento, la determinación de Law brillaba más fuerte que nunca, incluso en medio de la adversidad.
Jennifer, con lágrimas aún en los ojos y su corazón lleno de miedo y determinación, no podía permitir que Kats y Dark Murasaki se acercaran nuevamente a Law. A pesar de estar embarazada y con limitaciones físicas, cerró los ojos, concentrándose en un poder que nunca antes había sentido pero que se manifestaba en su interior como una respuesta desesperada para proteger a los que amaba.
Cuando Kats y Dark Murasaki se lanzaron hacia ellos, una energía brillante y cálida emergió del cuerpo de Jennifer, expandiéndose rápidamente en todas direcciones. Su instinto de supervivencia y amor incondicional por Law y su hijo no nacido habían despertado un poder dormido dentro de ella.
—¡No se atrevan a acercarse más! —gritó Jennifer con una voz firme, al tiempo que sus manos emitían una luz cegadora.
En un instante, Jennifer desató una explosión controlada de energía nuclear. La cantidad liberada fue calculada instintivamente para generar una onda de choque lo suficientemente poderosa como para repeler a Kats y Dark Murasaki, pero sin liberar la radiación dañina que una explosión nuclear típica conlleva.
La explosión sacudió el área como un rugido de poder puro, enviando a Kats y Dark Murasaki volando por los aires, chocando contra varios edificios cercanos antes de detenerse. Ambas quedaron momentáneamente aturdidas por la fuerza del ataque, mientras Jennifer respiraba con dificultad, manteniéndose firme junto a Law.
Kats se levantó lentamente, con una sonrisa torcida mientras limpiaba un hilo de sangre de la comisura de sus labios. —Vaya, Jennifer… parece que tienes más de lo que esperaba. Esto será interesante.
Dark Murasaki, a su lado, frunció el ceño, todavía sintiendo los efectos de la explosión. —Esa energía... no es normal.
Jennifer, aunque exhausta, se mantuvo en pie, abrazando a Law mientras miraba a ambas con una mirada desafiante. —No voy a dejar que lastimen a mi familia. Si quieren llegar a nosotros, tendrán que pasar sobre mi cadáver.
La batalla estaba lejos de terminar, pero ahora Kats y Dark Murasaki sabían que subestimar a Jennifer sería un error fatal.
Taejoo, débil y al borde de la muerte, luchaba por mantenerse consciente. La pérdida de sangre era considerable, y el dolor la envolvía como una nube pesada que le robaba fuerzas con cada respiración. Aun así, sus ojos permanecían fijos en el horizonte, donde la figura de su hija, Aracely, se enfrentaba a una versión de sí misma, una criatura malévola, una imagen distorsionada de la que una vez había conocido.
Aunque el dolor y la fatiga la consumían, un destello de claridad atravesó su mente, el deseo de estar cerca de su hija, de protegerla, incluso en sus últimos momentos. Podía ver cómo su hija luchaba con determinación, un brillo feroz en sus ojos, una lucha en la que ambos sabían que la supervivencia no era solo una opción, sino una necesidad.
A través de sus ojos nublados por la sangre y el sufrimiento, Taejoo veía a Evil Aracely, su reflejo oscuro, una manifestación de todo lo que Aracely podría haber sido si hubiera seguido un camino diferente. Pero lo que más la lastimaba era que esa Aracely malvada no solo luchaba contra su hija, sino que también, de alguna manera, representaba el horror de lo que pudo haber sido su propia hija si no hubiera intervenido, si no hubiera tomado decisiones que la habían alejado de ese destino.
El pensamiento de que su hija estuviera luchando sola, sin su protección, era insoportable. "Perdón, Aracely... perdón..." murmuró Taejoo, apenas audible, mientras su cuerpo se desangraba. Un último suspiro se escapó de sus labios, y por un momento, se imaginó acercándose a su hija, dándole las palabras que tanto necesitaba en esos momentos de incertidumbre. Pero la vida se desvanecía rápidamente de su cuerpo.
A pesar de todo el caos y la oscuridad que rodeaba a Aracely, Taejoo tenía esperanza. No en vano su hija había heredado una fuerza interna que la había llevado hasta allí, incluso enfrentando sus propios demonios. Ella no estaba sola. El pensamiento de su hija, tan fuerte y valiente, dio a Taejoo una chispa de paz en sus últimos momentos, aunque fuera pequeña.
Con un último aliento, Taejoo cerró los ojos, sintiendo una extraña calma mientras el destino de su hija se tejía en las sombras del campo de batalla.
Aracely, al ver el cuerpo inerte de su madre, sintió cómo su mundo se desmoronaba en un instante. Todo el ruido del combate, las explosiones y los gritos parecieron desvanecerse, dejando solo un vacío ensordecedor que resonaba en su interior. Su madre, la persona que siempre había sido su refugio, estaba muerta, y no había forma de revertirlo.
El dolor la atravesó como una daga, pero con cada segundo, ese dolor comenzó a transformarse en una mezcla de enojo, frustración y una culpa insoportable. Sus manos temblaban mientras se agarraba la cabeza, tratando de controlar los pensamientos caóticos que inundaban su mente. Sin embargo, la pérdida era demasiado grande para ser contenida.
"¡NO! ¡Esto no debía pasar! ¡Esto no debía pasar!" gritó, mientras lágrimas ardientes caían por su rostro. Comenzó a golpearse la cabeza con las manos, como si quisiera borrar la realidad, como si pudiera expulsar el dolor físico para suprimir el emocional. Su llanto se convirtió en gritos desgarradores, un eco de su desesperación.
El aire a su alrededor comenzó a temblar, y su poder, alimentado por la mezcla de emociones, comenzó a elevarse descontroladamente. Una energía feroz y pulsante emanaba de su cuerpo, haciendo que el suelo bajo sus pies se resquebrajara y que el cielo sobre ella se oscureciera. Era como si el universo mismo respondiera al dolor que llevaba dentro.
Evil Aracely, a pesar de su naturaleza fría y cruel, miró la escena con un atisbo de curiosidad. Esa energía que emergía de Aracely no era común; era algo nuevo, algo nacido de la ira y la pérdida más profundas. "Interesante..." murmuró con una sonrisa torcida. "¿Es esta tu verdadera fuerza? ¿La que necesitas para proteger a los que amas? Qué patético que solo la descubras cuando es demasiado tarde."
Pero Aracely no escuchaba. Estaba perdida en su propio torbellino de emociones. El recuerdo de su madre, el sonido de su risa, la calidez de sus abrazos, todo se mezclaba con la imagen de su cuerpo sin vida. Y entonces, con un grito que parecía venir desde lo más profundo de su alma, liberó una explosión de energía que se extendió en todas direcciones, derribando todo a su alrededor.
"¡NO PERDONARÉ A NADIE!" exclamó entre lágrimas, mientras el poder seguía creciendo. Ahora, el duelo se había convertido en algo más. Era una promesa, un juramento: no dejaría que la muerte de su madre fuera en vano. Si el destino quería quitarle a las personas que amaba, entonces ella se enfrentaría al destino mismo, aunque tuviera que destruir todo a su paso.
Law, apenas logrando mantenerse de pie, sintió cómo su cuerpo se debilitaba con cada segundo. Las heridas en sus pulmones dificultaban su respiración, y la sangre empapaba su ropa. Cuando vio a Kats acercarse a él con una sonrisa sádica, su mente se llenó de imágenes de su familia, de Jennifer y del hijo que estaba por nacer. No podía rendirse, no ahora.
Antes de que pudiera reaccionar, Kats lo golpeó con una fuerza brutal, enviándolo volando varios metros hasta impactar contra una pared. El sonido del impacto resonó como un trueno, y Law cayó al suelo, tosiendo sangre, pero sin perder la conciencia. Sabía que el peligro no había terminado.
Mientras tanto, Dark Murasaki, con una sonrisa fría, materializó una espada de energía formada por electricidad pura. La hoja brillaba intensamente, crepitando con un poder letal. Con movimientos rápidos y precisos, se acercó a Jennifer, quien aún estaba recuperándose de la explosión nuclear controlada que había lanzado antes. Jennifer, a pesar de su estado, se puso de pie, decidida a proteger a su hijo y a Law, aunque su cuerpo ya no respondiera como ella quería.
"¿De verdad crees que puedes proteger a alguien en tu estado?" se burló Dark Murasaki mientras levantaba su espada.
Jennifer no respondió con palabras. Sus ojos, llenos de determinación, hablaban por ella. Intentó levantar sus manos para defenderse, pero Dark Murasaki fue más rápida. En un movimiento fulminante, la espada de electricidad atravesó el pecho de Jennifer, perforando su corazón. El brillo en los ojos de Jennifer se desvaneció lentamente mientras un susurro apenas audible escapaba de sus labios: "Lo siento, Law... nuestro hijo..."
El cuerpo de Jennifer cayó al suelo sin vida, mientras Dark Murasaki retiraba la espada con una sonrisa triunfante. "Qué fácil fue esto. Ahora, solo queda eliminar al inútil de tu pareja y a ese maldito bebé antes de que nazca."
Law, quien había presenciado toda la escena desde donde estaba, sintió cómo algo dentro de él se rompía. La imagen de Jennifer cayendo al suelo, de la vida abandonando su cuerpo, lo llenó de un dolor y una furia que nunca había experimentado antes. Sus manos temblaron, y una energía oscura comenzó a emanar de su cuerpo, una mezcla de su poder natural y la desesperación absoluta.
"¡NO!" gritó con una voz que parecía resonar en toda la ciudad. La energía a su alrededor comenzó a crecer descontroladamente, oscureciendo el cielo y causando temblores en el suelo. "¡NO PERMITIRÉ QUE SIGAN MATANDO A LOS QUE AMO!"
El dolor de Law había despertado algo completamente nuevo. No era solo poder; era una fuerza nacida de la ira, el dolor y el amor incondicional por su familia. Aunque herido, Law se levantó lentamente, sus ojos brillando con una intensidad aterradora. Kats y Dark Murasaki, al ver el cambio en él, intercambiaron miradas. Incluso para ellas, algo sobre este nuevo poder era inquietante.
El caos en la ciudad alcanzaba un punto crítico. Mientras Law, impulsado por la furia y el dolor, se levantaba con un nuevo poder oscuro e imponente, Aracely, envuelta en una mezcla de enojo y tristeza tras la muerte de su madre, alcanzaba el clímax de su propia transformación. Ambos, en sus respectivos lugares, estaban enfrentando enemigos que representaban los desafíos más grandes de sus vidas.
Aracely, con su aura ahora ardiente y vibrante, se lanzó contra Evil Aracely. Las dos versiones de sí misma se enfrentaban en un combate tan brutal como igualado, cada golpe de una siendo replicado o superado por la otra. Era como si ambas estuvieran destinadas a medirse de esta manera, reflejos de caminos distintos que convergían en un choque devastador.
"¡No tienes derecho a existir!" gritó Aracely mientras canalizaba su poder en un impacto directo, enviando a Evil Aracely volando hacia una pila de escombros.
Evil Aracely, aunque herida, sonrió de manera perturbadora. "¿Eso crees? Yo soy la versión que no duda, que no se detiene por nada. Tú, Aracely, eres débil porque todavía te aferras a sentimientos que solo te hacen más vulnerable."
Aracely respiró hondo, estabilizando su poder creciente. "Mis sentimientos son lo que me hace fuerte. Mi madre, mis amigos, incluso mi rabia... todo eso es lo que me mantiene en pie. Tú no entenderías."
Ambas se lanzaron al ataque nuevamente, cada golpe desencadenando explosiones de energía que iluminaban el cielo. Evil Aracely trató de utilizar su oscuridad para asfixiar a Aracely, pero esta última contraatacó con una esfera de luz que desintegró la sombra al instante. Sus amigos, Murasaki, Blue, y Serquiel, observaban el combate desde la distancia, impresionados y preocupados a partes iguales.
Mientras tanto, Law, frente a Kats y Dark Murasaki, ya no parecía el hombre debilitado y moribundo de antes. Ahora, cada paso que daba hacía que el suelo se fracturara y el aire vibrara con su energía. El poder elemental que había despertado lo rodeaba, formando un torbellino de fuego, agua, aire, y tierra. Sus ojos, llenos de determinación y dolor, se posaron en sus enemigas.
Kats, al ver la transformación, sonrió con cinismo. "¿Crees que ese espectáculo de luces va a salvarte? Ya maté a Jennifer, y tú estás a punto de seguirla."
Law, sin responder, levantó una mano, y una columna de fuego salió disparada hacia Kats. Dark Murasaki intentó contrarrestar el ataque con su espada eléctrica, pero Law, sin titubear, utilizó el aire para desviar su ataque y luego el agua para golpearla directamente, enviándola a volar contra una pared.
Kats, ahora sintiendo la presión, cargó contra él, pero Law estaba preparado. "¡No entiendes lo que significa ser humano!" gritó mientras concentraba todo su poder en una esfera en su mano derecha. "¡Nuestro poder no proviene del egoísmo, sino del sacrificio y el amor por los demás!"
Con esas palabras, lanzó la esfera de energía combinada directamente hacia Kats, quien apenas pudo bloquear el ataque con todas sus fuerzas. La explosión resultante fue tan intensa que destruyó todo a su alrededor, dejando un cráter en el suelo y mandando a Kats volando varios metros.
Tanto Aracely como Law, aunque en lugares distintos, estaban luchando no solo por sobrevivir, sino por proteger lo que les quedaba. Ambos sabían que la batalla aún no terminaba, pero ahora, con sus poderes despertados, estaban listos para enfrentar cualquier desafío que viniera.
Dark Murasaki, con una expresión fría y decidida, salió disparada hacia Jennifer, quien ya yacía muerta en el suelo. A pesar de que la vida de la joven había terminado, su vientre aún albergaba a su hijo no nacido. La cruel intención en los ojos de Dark Murasaki era inconfundible, y con una espada de energía formada a partir de su electricidad, apuntó directamente al cuerpo inerte de Jennifer.
Law, atrapado por el agarre implacable de Kats, luchaba por liberarse al tiempo que veía con horror cómo Dark Murasaki perforaba el vientre de Jennifer sin piedad. La espada atravesó su cuerpo sin detenerse, acabando no solo con Jennifer, sino también con la vida del bebé. La escena era desgarradora, y Law sintió como si el mundo entero se detuviera a su alrededor.
El sonido metálico del arma al salir del cuerpo resonó en el aire, mientras Dark Murasaki se levantaba con una sonrisa perversa en el rostro. "Qué patético. Ni siquiera pudiste protegerlos. Un bebé... ¡un simple bebé! ¿Así es como los humanos valoran la vida?" Su risa comenzó como un murmullo, pero pronto se convirtió en una carcajada desquiciada que llenó el espacio.
La risa de Dark Murasaki era enfermiza, como si la tragedia de Law fuera un espectáculo cómico para ella. "¿Sabes qué es lo más gracioso de todo, Law? La vida misma. Tan frágil, tan efímera... y sin embargo, ustedes los humanos se aferran a ella como si importara."
Law, todavía en el agarre de Kats, sintió cómo sus fuerzas lo abandonaban, no por el dolor físico, sino por el inmenso peso de la pérdida. Kats, mirando todo con una sonrisa burlona, añadió: "Deberías agradecerle a Dark Murasaki. Te acaba de ahorrar la carga de ser padre." Las palabras eran un veneno añadido al sufrimiento de Law, quien cerró los ojos mientras un grito de desesperación y furia brotaba desde lo más profundo de su ser.
Dark Murasaki, aún con una expresión perversa y desquiciada, observó el cuerpo sin vida de Jennifer con una sonrisa burlona. Mientras se acercaba lentamente al cadáver, se agachó y, en un acto de pura burla, besó los labios fríos de Jennifer. Levantándose con una actitud provocadora, miró directamente a Law, atrapado en el agarre de Kats, disfrutando del sufrimiento que podía ver en sus ojos.
"Quizás..." murmuró Dark Murasaki, dejando la palabra suspendida en el aire, como si buscara el impacto de sus acciones. Después de unos segundos de silencio cargado, continuó con una sonrisa sarcástica: "Que buen cuerpo tiene tu chica... Una verdadera pena que no pudieras protegerla."
El tono burlón de Dark Murasaki era un cuchillo que se clavaba profundamente en el corazón de Law. Su risa resonó nuevamente, como una melodía retorcida que celebraba la tragedia que había causado. Kats observaba todo con una sonrisa entretenida, mientras Dark Murasaki seguía disfrutando de su juego cruel, alimentándose del dolor visible en el rostro de Law.
Dark Murasaki, con una mirada sádica y una sonrisa torcida, se acercó lentamente al cuerpo sin vida de Jennifer. Observó cada detalle con una expresión de falsa admiración y murmuró con sarcasmo: "¿Qué más podría hacer? Hay tanto potencial aquí." Su sonrisa se ensanchó mientras sus ojos brillaban con un perverso deleite.
Lo que sucedió después fue una demostración de crueldad inimaginable. Durante horas, Dark Murasaki y Kats hicieron cosas al cuerpo de Jennifer que ningún ser humano debería presenciar. Law, aún atrapado y debilitado por sus heridas, se vio obligado a mirar, incapaz de intervenir, mientras la devastación y el horror consumían su alma. Cada acto era una nueva herida, no solo en su cuerpo sino en su espíritu.
La sonrisa de Dark Murasaki nunca desapareció, disfrutando cada segundo de la tortura psicológica que infligía a Law. "Espero que te quede esto grabado, humano", dijo con un tono helado, acercándose a él una vez más. "Esto es lo que pasa cuando juegas con quienes no puedes igualar."
Law, entre lágrimas, no podía apartar la mirada del infierno que tenía delante. El sufrimiento que experimentó en esas horas marcó su corazón para siempre, una cicatriz que jamás desaparecería.
Dark Murasaki y Kats, satisfechas con el caos y el dolor que habían sembrado, comenzaron a reír mientras se alzaban lentamente en el aire. Antes de irse, Dark Murasaki miró hacia el cuerpo desnudo y sin vida de Jennifer, esparcido en el suelo como un cruel recordatorio de su triunfo. Con una voz cargada de sarcasmo, exclamó: "Qué desperdicio... aunque debo admitir que esto fue divertido." Kats soltó una carcajada, acompañando la burla, y añadió: "Espero que disfrutes de los recuerdos, Law. Aunque, claro, no te queda mucho tiempo para sufrirlos."
Ambas mujeres salieron disparadas del lugar, dejando tras de sí una escena de destrucción y un aire impregnado de dolor y humillación. El cuerpo de Jennifer, ahora vulnerable y expuesto, quedó allí como un símbolo de la crueldad que habían desatado, mientras la risa macabra de Dark Murasaki resonaba en la distancia, grabándose en la mente de Law como un eco eterno de su pérdida.
Dark Murasaki y Kats surgieron de un portal detrás de Serquiel y Blue, sorprendiendo a ambos con movimientos mortales. Sin vacilar, Dark Murasaki atravesó el pecho de Serquiel con su espada eléctrica mientras Kats hacía lo mismo con Blue. Ambos cayeron al suelo gravemente heridos, gimiendo de dolor mientras la sangre se derramaba rápidamente.
Chuuya, horrorizada, reaccionó lanzando una serie de ataques de energía hacia las agresoras. Sin embargo, Dark Murasaki y Kats se cubrieron utilizando los cuerpos agonizantes de Serquiel y Blue como escudos, bloqueando los ataques con frialdad. Después, como si fueran desechos, arrojaron los cuerpos de Serquiel y Blue lejos, dejándolos a su suerte mientras sus vidas se apagaban lentamente.
Dark Murasaki avanzó con una sonrisa sádica y, con un movimiento veloz de su espada eléctrica, cercenó el brazo de Chuuya, haciendo que un grito de dolor desgarrador llenara el aire. Antes de que la heroína pudiera recuperarse, Kats apareció de inmediato y lanzó un golpe demoledor que envió a Chuuya volando por los aires, estrellándose violentamente contra el suelo.
Sin dar tregua, Dark Murasaki y Kats descendieron hacia Chuuya, golpeándola con una sincronización perfecta y una intensidad devastadora. La heroína intentó defenderse, pero los ataques eran imparables, cada impacto llevando una fuerza descomunal. Finalmente, ambas levantaron a Chuuya por los aires y la estrellaron contra el suelo con tal fuerza que la tierra se quebró bajo su cuerpo maltrecho.
Sin piedad, ambas levantaron sus manos y lanzaron una serie de ataques de energía perforante hacia Chuuya. Cada ataque impactó con precisión, desgarrando su cuerpo y provocando explosiones consecutivas que envolvieron a la heroína en una nube de polvo y energía destructiva. Cuando la luz de la explosión se desvaneció, el cuerpo de Chuuya yacía inerte entre los escombros, marcando el fin de su vida heroica.
Dark Murasaki y Kats se pusieron a la par de Aracely, sus siluetas oscuras destacándose en medio de la destrucción que los rodeaba. La ciudad, una vez vibrante de vida, ahora era solo una sombra de sí misma, con escombros y ruinas marcando el paisaje. Ellos estaban listos, como una fuerza imparable, alineándose junto a Evil Aracely, que observaba desde una distancia, su sonrisa torcida reflejando la pura malicia que emanaba de su ser.
Evil Aracely, con su aura oscura brillando con furia, mantenía su mirada fija en su enemigo. La heroína frente a ella, que alguna vez fue su misma alma, ahora representaba todo lo que ella había abandonado: esperanza, justicia, y esa molesta resistencia al destino que Evil Aracely deseaba quebrantar a toda costa.
Con un suspiro, Evil Aracely se preparó, sus manos levantándose lentamente. Dark Murasaki y Kats, bajo su comando, avanzaron como un único ente. Las sombras que rodeaban a Murasaki se alzaron, distorsionando el aire, mientras que Kats, con su energía caótica, creaba distorsiones en el espacio mismo, preparando el terreno para lo que iba a ser el ataque final.
— Esta es la última vez que nos enfrentamos, Aracely. —la voz de Evil Aracely resonó, fría y llena de desprecio—. No tienes forma de ganar. Todo lo que eres, todo lo que representas, se romperá bajo mi voluntad.
Aracely, aunque la desesperación trataba de invadirla, no retrocedió. Sabía que esta batalla no solo era por su vida, sino por el destino de todo lo que ella había jurado proteger. A pesar de la oscuridad que la rodeaba, el brillo en sus ojos no vaciló. Ella no caería como lo había hecho su reflejo malvado.
Con un rugido, Dark Murasaki se lanzó hacia adelante, rodeado de sombras que intentaban envolver a Aracely, pero ella reaccionó rápidamente, esquivando con agilidad. Kats, por su parte, distorsionó el tiempo y el espacio a su alrededor, creando agujeros que intentaban atraparla en un ciclo interminable de caos. Pero Aracely, con su voluntad inquebrantable, pudo anticiparse a los movimientos de Kats, esquivando cada distorsión con la destreza de un guerrero experimentado.
Evil Aracely no tardó en unirse a la batalla. Con un grito, liberó una oleada de energía oscura, tan potente que hizo temblar la tierra bajo sus pies. Aracely sintió la presión de la oscuridad abrumándola, pero no cedió. Su cuerpo y alma luchaban con la fuerza de una determinación imperecedera. El choque de poderes era inminente, y todo lo que había luchado por proteger se veía ahora en la línea de fuego.
Dark Murasaki atacó nuevamente, esta vez con una oleada de sombras, mientras Kats se preparaba para sumergirla en el caos. Evil Aracely observaba, su sonrisa ampliándose a medida que veía a Aracely empujada al límite, creyendo que la heroína finalmente caería. Pero algo en Aracely cambió. La furia que había guardado en su interior, la determinación de no dejar que la oscuridad triunfara, comenzó a emerger.
— ¡No! —gritó Aracely, su voz resonando con una fuerza nunca antes vista.
Con un grito de poder, Aracely liberó una explosión de energía pura que disipó las sombras que Dark Murasaki había invocado. La onda expansiva de su ataque empujó a Kats hacia atrás, desestabilizándolo, mientras que Evil Aracely retrocedía momentáneamente, sorprendida por la resistencia que su enemigo había mostrado.
La batalla no estaba decidida aún. Aunque Dark Murasaki y Kats fueron derribados momentáneamente, ellos se reagruparon, listos para seguir luchando. Pero ahora, Aracely había despertado una fuerza en su interior, algo más allá de la simple lucha, algo que provenía de su alma. La esperanza y la determinación se alzaron como una llama inextinguible, dispuesta a consumir todo lo que se le opusiera.
Evil Aracely observaba desde lejos, su mirada de frustración transformándose en furia. Aracely ya no era el reflejo que ella había conocido. La batalla ahora era más que una confrontación entre ellas dos; era un enfrentamiento entre lo que Aracely representaba: la luz, la esperanza, y la justicia, contra la oscuridad, el caos y la traición.
Evil Aracely no estaba dispuesta a rendirse tan fácilmente. Pero Aracely, con un grito final, cargó toda su energía en un solo punto y lanzó el ataque decisivo.
La oscuridad se disolvió ante su voluntad, y la luz, aunque débil al principio, finalmente triunfó.
La explosión resonó con una violencia devastadora, desgarrando el aire y haciendo temblar la tierra bajo los pies de los combatientes. La energía liberada por Aracely arrasó con todo a su paso, dejando a Kats, Evil Aracely y Dark Murasaki gravemente heridos. El impacto de la onda expansiva los lanzó por los aires, dejándolos tendidos entre escombros y restos de lo que una vez fue el campo de batalla.
Kats estaba inmóvil, su cuerpo parcialmente cubierto por las cicatrices de la explosión. Su respiración era pesada, y sus ojos brillaban con una furia indescriptible. La distorsión del espacio a su alrededor parecía desmoronarse, como si la propia esencia de su poder se hubiera debilitado ante la magnitud del golpe.
Evil Aracely, la versión corrompida y retorcida de su antigua amiga, luchaba por mantenerse de pie. Su sonrisa malévola había desaparecido, reemplazada por una expresión de furia y dolor. A pesar de sus heridas, su voluntad no se quebrantaba. No podía permitir que todo lo que había trabajado se desvaneciera tan fácilmente.
Dark Murasaki, la sombra viviente, parecía casi derrotada. Su cuerpo se retorcía bajo el impacto de la explosión, y sus sombras, que antes parecían ser su aliado más fiel, ahora se dispersaban incontrolablemente, reflejando su debilidad. Sin embargo, su mirada seguía fija en Aracely, una mirada llena de odio y determinación.
Pero entonces, como si desafiara todas las expectativas, algo comenzó a cambiar en el aire. Una figura emergió del cielo, descendiendo lentamente entre los restos de la batalla. Era Murasaki. Había logrado escapar de la explosión, sus alas negras extendiéndose a su alrededor mientras descendía con una calma inquietante. Aunque había sido parte de la tormenta de caos y destrucción, ahora era la única amiga en pie de Aracely.
A pesar de la devastación, de los enemigos heridos y el terreno arrasado, Murasaki no mostraba miedo. Su rostro, habitualmente marcado por la serenidad, reflejaba ahora una resolución férrea.
Aracely, exhausta por la batalla y el peso de la lucha, miró a su alrededor, evaluando el daño, el cansancio en su cuerpo y el agotamiento emocional que la embargaba. Sin embargo, al ver a Murasaki aterrizar con firmeza, un pequeño respiro se filtró a través de ella. Aunque no podía evitar la tristeza por todo lo que había sucedido, al menos tenía a Murasaki a su lado.
Murasaki caminó hacia Aracely, su presencia calmante en medio del caos. Al llegar a su lado, la miró con comprensión, sabiendo lo que había sucedido. Sin palabras, ambas se unieron en ese instante. Murasaki era la única amiga que quedaba, la única que comprendía la batalla interna de Aracely, la lucha entre la luz y la oscuridad que ahora se reflejaba en su entorno.
La batalla aún no había terminado. Kats se levantó con un gruñido de dolor, su mirada fija en Aracely. Evil Aracely, con un rastro de rabia visible, se preparaba para otro ataque. Dark Murasaki, aunque debilitada, también se alzaba, dispuesta a continuar la lucha.
Pero con Murasaki al lado de Aracely, la fuerza de la heroína no solo provenía de sus poderes, sino también del vínculo irrompible que compartían, incluso en medio de la traición y el caos. Aunque todo parecía perdido, al menos tenían una oportunidad.
El combate final estaba por comenzar, pero ahora era más que una lucha física. Era una lucha por el alma de Aracely, por la oscuridad y la luz que coexistían dentro de ella, y por la amistad que, a pesar de todo, nunca se había roto.
Continuará...