En un día soleado lleno de entusiasmo y sueños, Liesel y Yasane, dos inseparables amigas, llegaron juntas a la imponente entrada de la History Academy, un lugar donde se formaban los héroes y protectores más grandes del mundo. Ambas estaban emocionadas y nerviosas, cada una con un propósito único, pero unidas por su profundo vínculo.
Liesel, una chica de cabello castaño claro y ojos serenos, tenía el don de la curación. Su habilidad era única: podía sanar cualquier herida, sin importar cuán grave fuera. Su toque podía devolver la esperanza a quienes estaban al borde de la muerte. Su sueño era convertirse en la mejor enfermera de la academia, alguien que no solo asistiera a los héroes, sino que fuera un pilar de soporte en las misiones más difíciles.
Yasane, por otro lado, tenía un espíritu indomable. De cabello corto y azulado, y con una mirada llena de determinación, su meta era ser una heroína que luchara en el frente, protegiendo a los inocentes y enfrentándose a cualquier amenaza. Aunque no poseía un poder extraordinario como Liesel, su valentía, inteligencia y habilidad estratégica la convertían en una fuerza a tener en cuenta.
—Liesel, mira este lugar... ¡es enorme! —dijo Yasane con una sonrisa mientras ambas cruzaban la entrada principal.
—Lo es, Yasane. Pero lo que más importa es que estamos juntas. Tú luchando en el frente y yo cuidando de ti y de todos.
Las dos rieron, imaginándose un futuro donde trabajarían codo a codo, enfrentando peligros y haciendo del mundo un lugar mejor.
En su primer día, ambas se presentaron ante sus respectivas divisiones. Liesel fue asignada al departamento médico, donde conoció a algunos de los mejores sanadores de la historia de la academia. Su habilidad fue reconocida de inmediato, y se convirtió en una alumna destacada desde el principio.
Yasane, mientras tanto, ingresó al programa de entrenamiento para héroes. Su valentía y fuerza mental sorprendieron a sus instructores, quienes vieron en ella un potencial enorme.
Aunque sus caminos dentro de la academia eran diferentes, Liesel y Yasane se encontraban siempre al final del día, compartiendo historias y apoyándose mutuamente.
—Prometemos no separarnos nunca, ¿verdad? —preguntó Yasane un día, extendiendo su mano.
—Nunca. Pase lo que pase, siempre estaré ahí para ti. —respondió Liesel, entrelazando su dedo meñique con el de su amiga.
Así comenzaron su travesía en la History Academy, dos amigas destinadas a marcar una diferencia. Una con el poder de sanar, y otra con el corazón de una heroína. Ambas sabían que, juntas, podían superar cualquier desafío.
Liesel, con dos meses ya como enfermera y responsable de la morgue y el área forense de la History Academy, había desarrollado una rutina que mezclaba la empatía de salvar vidas con la fría lógica de entender la muerte. Su talento como sanadora no solo se limitaba a curar; también poseía una aguda capacidad de análisis, lo que la convertía en una pieza clave en la investigación de los cuerpos de héroes caídos.
Cada vez que llegaba un nuevo caso, Liesel se sumergía en su trabajo con una seriedad impresionante. Las autopsias no eran solo un procedimiento; eran un intento por desentrañar las historias que esos cuerpos ya no podían contar.
Un día en la morgue, mientras trabajaba en el cuerpo de un joven héroe que había caído en batalla, notó algo extraño. A través de sus análisis y su habilidad para percibir rastros de energía, descubrió que el héroe poseía un poder latente que nunca se había manifestado por completo.
—Esto es extraño... Tiene marcas claras de energía acumulada, pero no hay señales de que haya logrado usarla. ¿Qué lo detuvo? —se preguntó en voz baja.
Este caso no fue único. En las semanas siguientes, examinó más cuerpos y encontró patrones similares: héroes con habilidades sin explotar, como si algo en su subconsciente les hubiera impedido liberar su verdadero potencial en el momento crucial.
Una noche, mientras analizaba los datos acumulados, Yasane llegó a visitarla.
—Liesel, ¿otra vez aquí? Te dije que no trabajes tanto. —dijo Yasane, colocando una taza de té caliente en la mesa de su amiga.
—Gracias, Yasane. Pero no puedo ignorarlo. Mira esto.
Liesel le mostró los informes de varios héroes. Había similitudes alarmantes: los niveles de energía detectados tras la muerte eran significativamente más altos de lo que debieron haber sido en combate.
—Es como si... algo los estuviera saboteando desde dentro. —explicó Liesel con preocupación.
—¿Sabotaje? ¿De qué hablas? —preguntó Yasane, frunciendo el ceño.
—No lo sé. Pero estos héroes tenían el potencial de sobrevivir. Su subconsciente los traicionó, como si una fuerza interna o externa los hubiera impedido usar todo su poder.
La conversación dejó a Yasane pensativa.
—Si esto es verdad, Liesel, podríamos estar ante un problema más grande de lo que imaginamos. ¿Y si hay algo o alguien influyendo en nosotros sin que lo sepamos?
A partir de esa noche, Liesel y Yasane decidieron investigar juntas. Liesel seguiría analizando cuerpos y rastros de energía, mientras Yasane usaría sus contactos en la academia para buscar información en el campo activo. Ambas amigas sabían que estaban ante un misterio que podía cambiarlo todo, y juntas se prepararon para desentrañar la verdad, sin saber que su búsqueda las llevaría a enfrentarse a fuerzas que desafiaban la misma naturaleza de los héroes.
Mientras Yasane analizaba los datos junto a Liesel, un pensamiento cruzó su mente, uno simple pero inquietantemente lógico. Observó los informes y patrones de energía mientras recordaba algo que Rigor había mencionado antes de su ausencia.
"Hay fuerzas en este mundo, más allá de lo que percibimos, capaces de infiltrarse en lo más profundo de nuestra existencia", había dicho Rigor en una conversación casual semanas atrás. En ese momento, Yasane no había prestado mucha atención, pero ahora esas palabras resonaban en su mente.
—Liesel, escucha esto. Rigor mencionó que existe un poder que no se manifiesta de forma directa, pero que tiene la capacidad de afectar la red neuronal del cerebro. Si esto es cierto... ¿qué pasaría si esta fuerza estuviera interfiriendo con los héroes? —dijo Yasane, mirando fijamente los datos.
Liesel frunció el ceño, intrigada.
—¿Te refieres a algo que manipula la mente desde dentro? Como una fuerza externa que inhibe las respuestas naturales del cerebro para protegerse o liberar poder...
Yasane asintió.
—Exacto. Podría ser una especie de sabotaje neurológico. Si hay algo que pueda acceder al cerebro a ese nivel, podría bloquear sus funciones más críticas, como liberar energía latente en momentos de peligro extremo. Quizás ni siquiera se dan cuenta de que están siendo influenciados.
Liesel suspiró profundamente, dejando los papeles a un lado.
—Eso explicaría por qué estas personas no pudieron usar su potencial incluso en los momentos más críticos. Pero, Yasane, si esta teoría es cierta, ¿qué podría causar algo así? ¿Una tecnología avanzada? ¿Una habilidad? ¿O tal vez algo más allá de nuestra comprensión?
Yasane cruzó los brazos y empezó a caminar por la habitación.
—Podría ser cualquier cosa: una entidad, un villano con poderes psíquicos avanzados, o incluso... algo que ya está aquí en la academia, invisible para todos nosotros.
Liesel se quedó en silencio, meditando.
—Si Rigor mencionó algo así, significa que no es solo una posibilidad, sino una amenaza real. Necesitamos más información, y rápido. Quizás podamos acceder a los registros de la academia o incluso preguntar directamente a Rigor cuando regrese.
Yasane asintió con determinación.
—Mientras tanto, estaré observando a los estudiantes y héroes activos. Si esta fuerza afecta a la red neuronal, debería haber señales sutiles, como lapsos de concentración, cambios en el comportamiento o incluso patrones inusuales en las misiones.
Ambas amigas estaban decididas. La teoría de Yasane era escalofriante, pero también era la primera pista real sobre lo que estaba sucediendo. Un poder que podía interferir directamente en las mentes de los héroes era más peligroso de lo que podían imaginar. Sin embargo, juntas, Liesel y Yasane sabían que no se detendrían hasta encontrar la verdad y proteger a quienes amaban, incluso si eso significaba enfrentarse a una amenaza invisible.
Liesel no podía ignorar la sensación de inquietud que se había instalado en su pecho. Recordaba claramente haber escuchado, por accidente, una conversación entre Victor y Rigor en la sala privada de la academia. Aunque había sido breve, las palabras habían sido lo suficientemente impactantes como para quedarse grabadas en su mente.
"Aquel ser, ese maldito zombie o lo que fuera," había dicho Victor con un tono serio y furioso, "logró usar una técnica que superó mi Infernal Eternal. Por unos segundos, sentí como si mi cerebro se apagara. Un dolor que no era físico... como si algo dentro de mí estuviera fallando."
Rigor respondió, igualmente preocupado:
"Eso no fue solo una técnica cualquiera. Si logró dañar tu cerebro incluso por milisegundos, significa que esa cosa tiene un poder que puede afectar directamente la red neuronal. Tuvimos suerte de que te curaras a tiempo, Victor. Si no hubieras reaccionado tan rápido, podrías haber tenido un derrame irreversible."
Victor soltó un resoplido, tratando de restarle importancia:
"Lo que sea que fuera, fue rápido. Pero no me derrotó. Aun así, no puedo ignorar que logró hacerme eso, y menos pensar en lo que podría hacerle a otros que no tengan mis capacidades de regeneración."
---
Liesel tragó saliva mientras recordaba esas palabras.
—"Un derrame cerebral... causado en milisegundos. ¿Qué clase de técnica puede hacer algo así?"
Sus manos temblaban ligeramente mientras analizaba la información. Si esa cosa, ese "zombie" del que hablaban, tenía un poder que podía interferir a nivel cerebral, no solo era peligroso para Victor o Rigor, sino para todos los héroes que no poseían habilidades de regeneración avanzada.
"Esto podría ser lo mismo que está afectando a los héroes que analicé en la morgue," pensó Liesel, uniendo las piezas. "Si esta técnica puede dañar el cerebro incluso por un instante, podría explicar por qué algunos no logran liberar su potencial en los momentos críticos. Tal vez sus mentes están siendo saboteadas de forma similar, pero a un nivel menos obvio."
Liesel tomó una decisión. Se dirigió directamente a Yasane, quien estaba revisando informes en su oficina.
—"Yasane, creo que tenemos una pista," dijo Liesel, entrando con determinación.
—"¿De qué hablas?" preguntó Yasane, dejando los informes a un lado.
Liesel compartió la conversación que había escuchado.
—"Si esta técnica pudo dañar a Victor, aunque sea por milisegundos, imagina lo que podría hacerle a un héroe normal. Creo que estamos lidiando con algo más grande de lo que pensábamos. No es solo un sabotaje subconsciente; podría ser un ataque directo al cerebro."
Yasane asintió, procesando la información.
—"Entonces, no estamos lidiando con una fuerza pasiva. Esto es un enemigo con intenciones claras. Alguien o algo está usando esta técnica para debilitar a los héroes desde dentro. Necesitamos investigarlo más a fondo. Quizás Victor o Rigor sepan más sobre esa criatura."
Ambas amigas sabían que el tiempo era crucial. Si esta amenaza podía atacar las mentes de los héroes más fuertes, era solo cuestión de tiempo antes de que se convirtiera en un peligro aún mayor para todos.
Liesel y Yasane estaban en plena conversación cuando escucharon el sonido de un par de golpes en la puerta. Ambas levantaron la mirada para ver a Dariel entrar, su expresión tranquila pero con un toque de curiosidad.
—¿Han visto a Rigor? —preguntó Dariel con una ligera sonrisa—. Iba a invitarlo a comer, pero no lo encuentro por ningún lado.
Liesel parpadeó, algo sorprendida por la pregunta. —¿A comer? Bueno... no, no lo hemos visto. Creo que no ha pasado por aquí en todo el día.
Yasane, cruzando los brazos, añadió: —¿Desaparecido otra vez? Ese hombre tiene la habilidad de perderse cuando más lo buscan.
Dariel rió suavemente, apoyándose contra el marco de la puerta. —Tal vez. Pero no quería comer sola, y pensé en invitarlo. Aunque, si no está, ¿ustedes ya han comido?
Liesel negó con la cabeza. —No, hemos estado ocupadas con todo esto. Pero Dariel, ¿es solo una comida o hay algo más detrás?
Dariel suspiró. —Bueno, supongo que también quería preguntarle algunas cosas. Escuché que ha estado investigando algo sobre poderes que afectan el cerebro, algo relacionado con una técnica que lo dañó temporalmente. Pensé que tal vez podría explicarme más sobre eso.
Yasane y Liesel intercambiaron una mirada.
—Eso es curioso —dijo Yasane lentamente—. Nosotras también estábamos discutiendo algo parecido. ¿Qué exactamente escuchaste?
—Solo fragmentos —admitió Dariel, encogiéndose de hombros—. Algo sobre una criatura o técnica que causó un daño cerebral imperceptible por unos momentos. Sonaba complicado, pero también importante.
Liesel asintió. —Es exactamente lo que hemos estado notando en los análisis de los héroes caídos. Es como si algo los hubiera impedido alcanzar su máximo potencial en el último momento.
Dariel frunció ligeramente el ceño, pensativa. —Entonces parece que esto está conectado. Si encuentro a Rigor, le diré que pase por aquí para hablar con ustedes. Mientras tanto, ¿qué tal si salimos a comer juntas? Tal vez pensar en algo más nos ayude.
Yasane y Liesel se miraron, considerando la propuesta. Finalmente, Yasane suspiró. —Supongo que un descanso no nos hará mal. Además, no hemos comido nada decente en todo el día.
—Perfecto —respondió Dariel con una sonrisa amplia—. Pero si Rigor aparece, que nos busque.
Con eso, las tres salieron juntas, dejando atrás las tensiones momentáneamente mientras buscaban respuestas y algo de calma en medio de tantas preguntas.
El día transcurrió entre risas, aventuras y pequeñas compras en la ciudad cercana a la Academia Historia. Las calles estaban llenas de vida, con mercados repletos de colores y cafeterías acogedoras. Liesel, Dariel y Yasane exploraron el lugar, probando dulces locales, admirando prendas extravagantes y debatiendo sobre qué comprar para decorar sus habitaciones.
Liesel, como siempre, mostraba un interés genuino en cada cosa que veía. Dariel, por su parte, parecía disfrutar observando a sus compañeras mientras hacía comentarios ingeniosos que arrancaban carcajadas. Sin embargo, Yasane estaba distraída, su mente ocupada con pensamientos que no compartía con las demás.
Mientras caminaban por una tienda de accesorios lujosos, Yasane se detuvo frente a un collar brillante que parecía hecho de diamantes. Lo observó detenidamente, sintiendo una mezcla de deseo y frustración. Sabía que no podía permitirse algo así con lo que ganaba en la academia.
"Si quiero una vida plena, llena de lujos y comodidades, necesito buscar algo más. No puedo quedarme aquí por siempre," pensó mientras fingía interés en otro objeto para evitar que Liesel o Dariel notaran su mirada perdida.
—¿Estás bien, Yasane? —preguntó Liesel de repente, acercándose con una sonrisa amable.
Yasane parpadeó y asintió rápidamente. —Sí, claro. Solo estaba pensando en lo bonito que es este collar.
Dariel se unió a ellas, mirando el objeto en cuestión. —Bonito, pero carísimo. Aunque con el dinero adecuado, nada está fuera de alcance, ¿verdad?
Yasane forzó una sonrisa, sus pensamientos oscilando entre las palabras de Dariel y sus propias preocupaciones. "Exacto, con el dinero adecuado, todo es posible."
Decidió no compartir sus inquietudes. No quería preocupar a Liesel, que siempre parecía optimista, ni a Dariel, quien probablemente intentaría convencerla de quedarse en la academia. Guardó sus planes para sí misma, sonriendo y riendo con las demás mientras el día seguía su curso.
Cuando la noche cayó y regresaron a la academia, Yasane se prometió que pronto tomaría una decisión. Su ambición era clara: conseguir la vida que siempre había soñado, incluso si eso significaba tomar un camino diferente al de sus amigas.
Yasane, mientras organizaba las cosas que había comprado ese día, suspiró profundamente y se sentó al borde de su cama en la habitación que compartía con Liesel. Observó cómo su amiga, siempre tan diligente, repasaba algunos informes médicos que llevaría al trabajo al día siguiente.
Con una expresión seria y algo melancólica, Yasane murmuró para sí misma: "Solo ayudaré a Liesel con esto y me voy. No puedo seguir aquí; necesito algo más, algo que me dé lo que realmente quiero."
Miró a su amiga, quien estaba tan absorta en sus tareas que no se daba cuenta de los pensamientos de Yasane. Aunque le costaba admitirlo, sabía que su amistad con Liesel era una de las cosas más valiosas que tenía. Pero al mismo tiempo, esa sensación de querer más, de buscar una vida diferente, era más fuerte.
Se recostó un momento, mirando al techo, y pensó en los pasos que tendría que dar. "Primero termino de ayudarla con ese análisis que tanto le preocupa. Es lo menos que puedo hacer después de todo lo que ha hecho por mí. Pero después... después buscaré mi propio camino."
Yasane se giró hacia Liesel, esbozando una sonrisa forzada. —¿Te ayudo con eso? —preguntó, tratando de sonar despreocupada.
Liesel levantó la vista con una sonrisa agradecida. —¡Claro, Yasane! Sabes que siempre eres de gran ayuda.
Yasane se acercó, ocultando sus verdaderos pensamientos detrás de una fachada amable. Mientras trabajaban juntas, no dejaba de repetirse que pronto tomaría su decisión, aunque eso significara dejar atrás lo que conocía.
Liesel miró a Yasane con una chispa de emoción en sus ojos. —¿Y si buscamos algún pedazo de carne que quedó en la pelea contra aquella cosa? Tal vez podamos analizarlo y descubrir algo útil.
Yasane, que estaba a punto de refutar la idea, terminó esbozando una sonrisa intrigada. —Está bien, suena interesante. Además, no tenemos nada mejor que hacer ahora.
Ambas amigas recogieron sus cosas rápidamente y se dirigieron al laboratorio forense de la academia. Allí, Liesel sacó su equipo de análisis y comenzó a revisar los registros de las últimas batallas en las que se enfrentaron a enemigos desconocidos. Yasane, por su parte, ayudó a organizar las muestras y datos recolectados, aunque seguía pensando en sus propios planes.
—Si encontramos algo, podríamos entender más sobre ese poder extraño que afecta la red neuronal —comentó Liesel mientras ajustaba un microscopio.
—O incluso descubrir cómo esa cosa logró resistir tanto daño antes de caer —añadió Yasane, más por seguir la conversación que por verdadero interés.
Ambas revisaron restos y fragmentos recuperados tras las peleas. Finalmente, encontraron un pequeño trozo de tejido extraño, almacenado en una cápsula sellada con máxima seguridad.
—Esto podría ser suficiente —dijo Liesel, emocionada, mientras lo colocaba bajo el microscopio.
Yasane se cruzó de brazos, observando cómo Liesel trabajaba con entusiasmo. Aunque no lo admitiera, sentía cierta curiosidad por lo que podrían descubrir. —Bueno, al menos esto será algo interesante antes de que decida irme —pensó para sí misma, manteniendo su sonrisa mientras observaba a su amiga trabajar.
Al llegar al lugar donde había tenido lugar la batalla, Liesel y Yasane se miraron con desilusión. El terreno estaba desordenado, pero no quedaba casi nada de interés. La mayoría de los restos habían sido barridos por las fuerzas de limpieza de la academia, y lo que quedaba eran pequeños fragmentos de destrucción que no ofrecían mucho más que escombros.
—Vaya... esto es aún peor de lo que imaginaba —comentó Yasane, levantando una ceja mientras examinaba el suelo. No se veía ni un solo pedazo relevante que pudiera ayudarles en su investigación.
Liesel suspiró, mirando alrededor. —No pensé que quedara tan limpio. Después de todo, esa pelea fue brutal. Pensé que encontraríamos más restos... algo que pudiéramos usar.
Ambas caminaron un poco más, buscando algo que pudiera haber quedado atrás. Pero al parecer, la limpieza había sido más eficiente de lo que esperaban. A medida que pasaba el tiempo, la decepción se hizo más evidente.
—No tenemos nada... —dijo Yasane, mirando hacia el horizonte con una mezcla de frustración y resignación.
Liesel guardó su equipo en silencio, mirando a su amiga con una pequeña sonrisa. —Parece que tendremos que seguir buscando por otro lado.
Ambas se dieron la vuelta, sabiendo que el trabajo que esperaban realizar no sería tan sencillo. Sin embargo, no perdían la esperanza. Había algo extraño en toda esa situación, y si algo había aprendido Liesel en su tiempo en la academia, era que las pistas nunca desaparecían por completo. Siempre quedaba algo por descubrir, si uno tenía la paciencia y la determinación para buscarlo.
Yasane, con una mezcla de decisión y melancolía, dejó la nota en la puerta de su habitación antes de salir. La carta que había dejado en la oficina de Rigor era clara, aunque dolorosa. Sabía que su decisión cambiaría muchas cosas para ella, pero no podía seguir atrapada en una rutina que no le daba lo que realmente deseaba. La academia ya no era el lugar en el que se sentía útil ni feliz. Quería más, algo que pudiera darle la vida que soñaba.
La carta decía lo siguiente:
---
A Rigor,
He decidido renunciar a mi puesto como estudiante de la Academia Historia. Agradezco la oportunidad que me diste de formar parte de este lugar, pero he llegado a la conclusión de que mi camino no está aquí. La vida que busco no se encuentra entre las paredes de la academia, y necesito seguir mi propio rumbo.
Espero que comprendas mi decisión, y te agradezco todo lo que has hecho por mí.
Atentamente,
Yasane
---
Después de dejar la carta, Yasane caminó fuera de la academia sin mirar atrás. Había algo liberador en ese acto, aunque también una gran incertidumbre. Sabía que el futuro sería complicado, pero al menos tendría el control sobre él. Con cada paso, se alejaba más de la vida que conocía, con la esperanza de encontrar algo más.
Al irse, no dejó claro hacia dónde iba, pero su mirada decidida lo decía todo: estaba dispuesta a hacer lo que fuera necesario para construir la vida que quería.
Yasane, al entrar en el mundo oscuro de los sicarios, sintió una mezcla de emoción y desprecio hacia sí misma. Había abandonado la academia y con ello sus ideales de justicia y honor, pero lo que la motivaba ahora era el dinero. La vida que había soñado se alejaba cada vez más de sus principios, pero en el fondo, no le importaba. El dinero fácil, la sensación de poder, todo eso la atraía. Sabía que el camino era peligroso, pero ya no le temía a las consecuencias.
El clan para el que ahora trabajaba operaba en las sombras, manejando negocios turbios y contratando personas como Yasane para hacer el trabajo sucio. Sus primeras misiones eran simples: eliminar a aquellos que debían grandes sumas de dinero o traicionaban al clan. Poco a poco, Yasane empezó a entender las reglas de este mundo. No era solo acerca de matar; también había códigos, alianzas y traiciones. Nadie podía confiar en nadie, y ella tuvo que aprender a navegar entre los dobles juegos y las mentiras.
A pesar de lo sombrío de su vida ahora, Yasane encontró cierto placer en la rapidez y eficacia con la que realizaba sus trabajos. Cada misión que completaba le daba más confianza, y la paga era siempre mucho mayor de lo que había ganado en la academia. Sin embargo, algo en su interior comenzaba a cambiar. El dinero y el poder no parecían tan satisfactorios como pensaba, pero ya no sabía cómo dar marcha atrás.
Un día, después de cumplir una misión particularmente sangrienta, se quedó mirando su reflejo en un espejo sucio, con las manos aún manchadas de sangre. Se preguntó si aún quedaba algo de la joven que había sido en la academia, si alguna vez podría encontrar su camino de vuelta, o si ya había cruzado una línea de no retorno. Pero por ahora, lo único que importaba era el siguiente trabajo, la siguiente oportunidad de ganar más dinero, y tal vez, solo tal vez, el regreso a una vida que ya parecía un sueño lejano.
Yasane, al paso de los días, logró hacerse un nombre dentro del mundo de los sicarios. La gente comenzó a temerla, y su reputación creció rápidamente. Las misiones fueron cada vez más lucrativas, y el dinero comenzó a acumularse en grandes cantidades. Ya no tenía que preocuparse por los lujos que siempre había deseado; tenía más de lo que podría haber imaginado. Compró una casa, ropa costosa, joyas, y disfrutó de una vida de lujo que había anhelado durante años.
Pero, a pesar de su éxito material, algo comenzó a carcomerla por dentro. En su búsqueda de riqueza, había perdido algo mucho más importante: su humanidad. Yasane se dio cuenta de que el dinero y la grandeza que tanto había buscado no le traían la paz que pensaba que obtendría. A menudo, se encontraba sola, rodeada de riquezas pero vacía por dentro. Sus manos, que alguna vez fueron usadas para proteger y sanar, ahora eran las mismas que causaban dolor y destrucción.
Un día, mientras estaba en una de sus mansiones, mirando por la ventana su vida de lujo, una sensación de vacío la envolvió. Recordó los días en la Academia Historia, cuando aún soñaba con ser una heroína y ayudar a los demás. Pensó en Liesel, en los amigos que había dejado atrás y en lo que había sido antes de todo esto. ¿Realmente había alcanzado su sueño? ¿Era esto lo que quería?
Pero no podía dar marcha atrás. Había cruzado demasiadas líneas, y el mundo en el que vivía ahora no permitía arrepentirse. Su vida estaba marcada por decisiones que no podían deshacerse, y sabía que no había vuelta atrás a la inocencia que una vez tuvo. A pesar de todo, Yasane seguía avanzando, con el dinero en su bolsillo y el vacío en su corazón, preguntándose si alguna vez encontraría algo que realmente valiera la pena.
Quizás su sueño de grandeza y riqueza había sido solo una ilusión, pero ahora que lo había alcanzado, tenía que enfrentarse a la realidad de lo que significaba vivir en ese mundo.
Continuará...