En una dimensión oscura y silenciosa, Nine Sharon y Joel se encontraban atrapados, retenidos por cadenas que perforaban sus pechos. A pesar de la situación crítica, ambos eran aliados cercanos de Victor y Daiki Talloran, amigos con un vínculo forjado a través de incontables batallas y desafíos.
Nine Sharon, conocido por su fuerza destructiva pero también por su lealtad inquebrantable, intentaba contener su frustración mientras miraba alrededor. Las cadenas no solo drenaban su energía, sino que también parecían impedirles el uso de cualquier habilidad.
—"Esto no tiene sentido… ¿Quién nos encerraría aquí? ¿Jehová?" —preguntó Nine Sharon con una voz áspera, intentando moverse sin éxito.
Joel, con su mirada calmada pero afilada, analizó las cadenas y el entorno. Él siempre había sido el estratega del grupo, alguien capaz de ver más allá de lo evidente.
—"No es por lo que hemos hecho, sino por lo que podríamos hacer… Si Jehová nos ha retenido, es porque algo grande está a punto de suceder, y no quiere que intervengamos".
Nine Sharon suspiró pesadamente, el sonido resonando en el vacío absoluto. A pesar del dolor, una chispa de determinación ardía en sus ojos.
—"Daiki y Victor no van a dejar esto así. Si nos tienen aquí, ellos nos encontrarán... siempre lo hacen".
Joel asintió con una ligera sonrisa. —"Claro que lo harán. Porque si hay algo que ellos nunca permiten, es que toquen a sus amigos".
Ambos permanecieron en silencio unos segundos, recordando las innumerables batallas que habían librado juntos al lado de Victor y Daiki Talloran. Eran una familia, un equipo inseparable que había enfrentado dioses, guerras y abismos imposibles. Si los cuatro estaban juntos, no había fuerza que pudiera detenerlos.
—"Cuando salgamos de aquí, estaremos más fuertes que nunca" —dijo Nine Sharon con confianza, a pesar de las heridas.
—"Y esta vez, pelearemos a su lado, como siempre debería ser" —añadió Joel con un tono resuelto.
La oscuridad de la dimensión no podía apagar la voluntad de dos guerreros que habían sobrevivido a lo impensable. Sabían que Victor y Daiki no tardarían en venir por ellos, y cuando lo hicieran, ningún poder del universo podría detenerlos. Su unión era su verdadera fuerza, y juntos enfrentarían cualquier amenaza que se avecinara.
Nine Sharon, con las cadenas perforando su pecho, soltó un suspiro pesado mientras inclinaba la cabeza, mirando el vacío oscuro que los rodeaba. A su lado, Joel permanecía en silencio, observando atentamente a su amigo mientras procesaba sus pensamientos. Finalmente, Nine rompió el silencio, con la voz cargada de culpa:
—"Todo esto… todo este caos empezó por mi culpa, Joel. Si no hubiera aceptado la oferta de Karla'k hace tantos años atrás, nada de esto habría pasado".
Joel arqueó una ceja, sorprendido por la confesión.
—"¿Estás hablando en serio? ¿Crees que todo esto depende de una decisión que tomaste hace años?"
Nine Sharon asintió lentamente, con los ojos enfocados en un punto distante, como si reviviera esos recuerdos en su mente.
—"Sí. Cuando Karla'k se me presentó, no entendí lo que realmente estaba haciendo. Su poder… su promesa de darme la fuerza para proteger a quienes amaba… sonaba tan tentador. Pero aceptarlo fue el mayor error de mi vida. Fue el comienzo de todo este desastre. Fue cuando la oscuridad comenzó a infiltrarse en nuestras vidas. Incluso Victor y yo… solíamos luchar juntos, hombro a hombro, sin dudar nunca del otro. Y luego, por mi estupidez, todo cambió".
Joel permaneció en silencio por un momento, dándole espacio a Nine para desahogarse. Finalmente, respondió con calma, pero firme:
—"Nine, no puedes cargar con todo el peso de lo que pasó. Sí, tal vez aceptaste la oferta de Karla'k, pero no puedes ignorar que esa criatura habría encontrado otra forma de sembrar el caos, contigo o sin ti. No eras más que una pieza en su plan. Nadie, ni siquiera tú, podía prever lo que iba a suceder".
Nine Sharon apretó los puños, sus cadenas tintineando ligeramente con el movimiento.
—"Eso no cambia el hecho de que fui yo quien abrió la puerta. Si no hubiera sido tan débil… si hubiera confiado más en Victor y en mí mismo, tal vez todo sería diferente".
Joel colocó una mano en el hombro de Nine, ignorando las cadenas que los retenían.
—"Escucha, lo que hiciste estuvo mal, y lo sabes. Pero ¿sabes qué? Victor también lo sabe, y aun así nunca te dio la espalda. Si algo he aprendido de él y de Daiki, es que el pasado no define quién eres. Lo que haces ahora es lo que importa".
Nine lo miró, con los ojos llenos de una mezcla de dolor y determinación.
—"Lo sé, Joel. Pero esta vez… quiero arreglar las cosas. No por redención, ni por mi orgullo. Quiero arreglarlo porque ellos merecen algo mejor. Victor y Daiki me salvaron una vez. Ahora es mi turno de salvarlos a ellos, si es que salimos de aquí".
Joel sonrió levemente, aunque el dolor de las cadenas aún lo afectaba.
—"Entonces no perdamos la esperanza. Si alguien puede romper estas cadenas y enfrentarse al caos, son ellos. Y cuando lo hagan, nosotros estaremos listos para pelear a su lado, como en los viejos tiempos".
Ambos se quedaron en silencio, con una nueva chispa de determinación en sus miradas. Sabían que su tiempo llegaría, y cuando lo hiciera, estarían listos para enfrentar lo que fuera necesario.
Nine Sharon miró al suelo con una mezcla de arrepentimiento y autodesprecio, sus palabras resonando en la vasta prisión donde se encontraban.
—"Por culpa de mi ambición, por ansiar el dinero y por creer en una promesa falsa de proteger a quienes amo, terminé aquí. Y peor aún, traicioné a Victor. Aunque ahora todo esté bien entre nosotros, eso no borra el daño que hice. Aumenté su carga, su dolor, y al final, le di más poder al enemigo".
Joel lo miró con una expresión seria, asintiendo lentamente mientras permanecía en silencio. El aire se sentía pesado, cargado de culpa y resignación.
Mientras tanto, en el cielo, Lupe observaba la situación desde un espejo etéreo que le mostraba la prisión. Sus ojos se abrieron ampliamente al notar un cambio en el ambiente de la Nada Absoluta. Inmediatamente, llamó a Murasaki y Anahí.
—"¡La Nada Absoluta está siendo atacada por sujetos! Son seres de grado semi-divino. ¡Por favor, alguien responda!"
Anahí, quien estaba afinando sus poderes tras el entrenamiento, levantó la cabeza y respondió con calma:
—"¿Cuál es el problema exacto, Lupe?"
Lupe, con el ceño fruncido y una mezcla de urgencia y frustración, respondió rápidamente:
—"El problema es que son sujetos de grado semi-divino. No sabemos de dónde vienen ni qué quieren, pero están atacando. ¡Vengan de inmediato!"
Murasaki, quien había estado escuchando, se acercó al espejo junto a Anahí. Con un tono inquisitivo, comentó:
—"Sujetos de grado semi-divino… Qué incógnita tan extraña. Podrían ser una amenaza real".
Anahí asintió, su rostro mostrando determinación mientras respondía:
—"De acuerdo. Vamos a investigar. Abre un portal".
Ambas diosas se prepararon rápidamente. Murasaki, con un movimiento elegante, extendió su mano, creando un portal que emitía una energía brillante y fluctuante. Al otro lado del portal, se vislumbraba la prisión donde Nine Sharon y Joel estaban encadenados.
Sin dudar, las dos chicas cruzaron al otro lado, con Lupe siguiéndolas de cerca. Al llegar, se encontraron frente a los dos hombres encadenados y el aura opresiva que rodeaba el lugar. El ambiente era oscuro y pesado, con un silencio casi sepulcral que solo era interrumpido por el tintineo de las cadenas.
Anahí dio un paso adelante, observando detenidamente a los prisioneros antes de hablar:
—"Así que estos son los sujetos de grado semi-divino. Pero algo no encaja… ¿Por qué estarían encerrados aquí?"
Murasaki, cruzando los brazos, miró a Lupe con una ceja arqueada.
—"Lupe, ¿estás segura de que estos hombres son los responsables del ataque? No parecen estar en condiciones de hacer nada".
Nine Sharon, al escuchar esto, levantó la mirada, su voz cargada de amargura.
—"No somos responsables de ningún ataque. Estamos aquí por nuestros propios errores. Pero si el caos ha comenzado, créanme, no estamos aquí por casualidad. Algo mucho más grande está en marcha".
El silencio que siguió fue denso, mientras las tres diosas evaluaban la situación. Sabían que estaban al borde de algo importante, pero también que las respuestas no serían fáciles de encontrar.
Joel, observando el estado abatido de Nine Sharon, suspiró profundamente. A pesar de estar encadenado y en una situación precaria, decidió intervenir.
—"Mira, Sharon, no puedes seguir así. Sí, cometiste errores. Sí, las cosas se salieron de control. Pero, ¿quién no se ha equivocado? Además..."
Joel hizo una pausa, esbozando una ligera sonrisa mientras giraba la cabeza hacia su amigo.
—"¿Sabes quién nunca te ha dejado, a pesar de todo? Tu pareja. Esa mujer increíble, fuerte y hermosa. Y no olvides al pequeño que ya lleva dentro, ¿eh? Tienes una familia esperando por ti. ¿Vas a seguir aquí hundiéndote en la culpa o vas a ser el hombre que ellos necesitan?"
Nine Sharon, al escuchar esas palabras, levantó lentamente la cabeza. Por un momento, la oscuridad en su rostro se disipó, reemplazada por una chispa de esperanza.
—"Tienes razón, Joel. He estado tan enfocado en lo que perdí, que olvidé todo lo que aún tengo... Ella nunca me abandonó, incluso cuando yo me abandoné a mí mismo. Y nuestro hijo... Que ella, lleva, ¿eh? No puedo dejar que me recuerde como alguien roto".
Joel asintió, satisfecho de ver a su amigo un poco más animado.
—"Exacto, amigo. Tienes una oportunidad para redimirte. No importa cuánto tiempo tome o lo difícil que sea. Si alguien puede arreglar esto, eres tú".
Mientras los dos hombres compartían este momento de reflexión, Lupe, Anahí, y Murasaki observaban en silencio. Aunque no estaban ahí para consolar prisioneros, incluso ellas podían sentir la importancia de las palabras de Joel.
Anahí cruzó los brazos y miró a Lupe.
—"Quizá no todo esté perdido para estos dos. Hay algo de luz en ellos, aunque sea débil".
Murasaki asintió, aunque con escepticismo.
—"Esperemos que tengan razón, porque el caos allá afuera no espera por nadie".
Joel, con una expresión serena pero decidida, giró su mirada hacia Nine Sharon mientras le susurraba con un leve tono de complicidad:
—"Sabes, hay algo que no he contado a nadie aún, ni siquiera a Victor. Estoy esperando dos hijos con Gaby, una niña y un niño. Solo tú lo sabes por ahora. Así que si salimos de esta, tendrás que ser el primero en celebrarlo conmigo".
Nine Sharon levantó una ceja, una chispa de energía renovada brillando en sus ojos al escuchar las palabras de su amigo.
—"Dos hijos, ¿eh? Bien por ti, Joel. Eso significa que tienes aún más por lo que luchar. Aunque..." —sonrió mientras observaba las cadenas que los retenían— "creo que no necesitamos esperar mucho más".
Ambos levantaron sus cabezas al sentir las miradas fijas de Lupe, Anahí, y Murasaki. Ahora, con el entrenamiento en la habitación temporal, Lupe estaba al mismo nivel que las otras diosas, casi alcanzando un estado divino pleno. Eso les otorgaba una presencia imponente, y su energía combinada parecía llenar la dimensión con presión inescapable.
Nine Sharon cerró los ojos, dejando que su energía latente se elevara. Las cadenas que perforaban su pecho empezaron a agrietarse bajo la intensidad de su aura. Un cambio comenzó en él: su cabello se tornó completamente blanco, sus ojos se volvieron de un rojo brillante, y tatuajes de color escarlata comenzaron a dibujarse por todo su cuerpo, conectándose directamente hacia su corazón, donde apareció un símbolo en forma de "¥". La transformación había sido alcanzada: el Omni-Yadaratman, aunque incompleto, estaba activo.
Joel, por su parte, inhaló profundamente y dejó que el poder que Azrakil le había otorgado emergiera. Su cuerpo comenzó a irradiar una luz oscura y celeste, un aura que parecía estar en constante movimiento como un fuego vivo. Su transformación era única, un reflejo del pacto que había hecho en el pasado con el ser conocido como Azrakil.
Ambos hombres estaban ahora listos, su energía llenando el espacio.
Nine Sharon dio un paso adelante, observando a las diosas con intensidad.
—"Apartarse de nuestro camino. No buscamos más conflictos innecesarios".
Pero las diosas no se movieron, con Anahí liderando la formación.
—"No pueden salir de aquí. No mientras exista el riesgo de que repitan los errores del pasado".
Nine Sharon apretó los puños, las cadenas finalmente rompiéndose con un estruendo que resonó por toda la dimensión, destruyendo fragmentos del entorno que los rodeaba.
—"Mi pasado está marcado por traiciones y errores, pero no estoy aquí para repetirlos. Si es necesario, cruzaremos este obstáculo, sea cual sea el costo".
Joel se posicionó a su lado, su energía incrementando aún más.
—"No importa quiénes sean, no nos detendrán. Hay mucho más en juego de lo que imaginan".
El choque de poderes estaba a punto de comenzar, la dimensión temblando bajo la intensidad de las energías liberadas.
Nine Sharon se lanzó hacia Lupe con una velocidad devastadora, sus movimientos eran precisos y llenos de furia contenida. Cada golpe que daba resonaba como un trueno, pero Lupe, ahora al nivel de una diosa plena, no se quedaba atrás. Ambos comenzaron a intercambiar golpes con una rapidez que parecía imposible de seguir, el sonido de sus puños chocando llenaba el aire.
Lupe esquivó con agilidad, contrarrestando con un gancho directo al rostro de Nine Sharon, pero este bloqueó con su antebrazo y aprovechó para girar sobre su eje, lanzando una patada que impactó en el costado de Lupe, haciéndola retroceder unos metros.
—"Eres fuerte, pero no me detendrás", dijo Nine Sharon con una voz firme mientras se limpiaba un poco de sangre que se había acumulado en la comisura de sus labios.
Lupe sonrió, acomodándose en posición defensiva mientras respondía:
—"Tienes fuerza, pero no me subestimes. Soy más que una simple protectora".
De inmediato, ambos volvieron al ataque, chocando sus puños con tal fuerza que las ondas de choque comenzaron a destruir el entorno a su alrededor.
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Joel, por su parte, estaba enfrentándose a Anahí y Murasaki al mismo tiempo. A pesar de la desventaja numérica, su velocidad y técnica le permitían mantenerse al nivel de ambas. Joel se movía como un rayo, esquivando los golpes de Anahí mientras lanzaba rápidos puñetazos al pecho de Murasaki, quien retrocedió por el impacto.
Sin embargo, ambas diosas no se quedaron atrás. Anahí, con su energía resplandeciente, lanzó una serie de golpes consecutivos que Joel bloqueó con dificultad, mientras Murasaki, aprovechando una abertura, logró conectar una patada en su abdomen, haciendo que retrocediera unos pasos.
Joel sonrió, limpiándose un hilo de sangre que brotaba de su boca.
—"Dos contra uno, ¿eh? Creí que las diosas eran más justas".
Murasaki respondió con una leve sonrisa mientras se colocaba a la par de Anahí:
—"Esto no se trata de justicia. Es nuestra responsabilidad detenerte".
Joel no perdió tiempo y, con un grito, liberó una ráfaga de energía que empujó a ambas hacia atrás. Corrió hacia ellas con velocidad inhumana, lanzando un gancho al pecho de Anahí, seguido de un golpe directo al plexo solar de Murasaki. Ambas contrarrestaron el ataque, chocando sus puños con los de Joel. La fuerza del impacto era tal que sus ropas comenzaron a desgarrarse lentamente debido a la intensidad de los golpes, dejando marcas de energía en el aire.
El combate se intensificaba. Cada golpe resonaba como una explosión, y las tres figuras intercambiaban ataques a una velocidad que el ojo humano jamás podría seguir.
Nine Sharon y Joel luchaban con todo su poder, pero las diosas no se rendirían tan fácilmente.
Yenli Nasco, de pie frente a la ventana de su hogar, acariciaba suavemente su vientre mientras la incertidumbre la consumía. Era ya la segunda semana sin noticias de Nine Sharon, su esposo. Aunque sabía que él siempre había sido fuerte y capaz de manejar cualquier situación, algo en su interior le decía que esta vez era diferente.
—"¿Dónde estás, Nine?" —susurró, sintiendo una mezcla de preocupación y esperanza.
Finalmente, decidió buscar respuestas. Tomó su abrigo y se dirigió a la casa de Victor, el mejor amigo de Nine Sharon, confiada en que él podría saber algo.
Mientras tanto, Victor estaba en el patio de su casa, entrenando con su hijo mayor, José, quien ahora tenía 17 años y había heredado el espíritu combativo de su padre. En medio de un intercambio de golpes amistoso, un portal se abrió inesperadamente frente a ellos.
De aquel portal salió Gaby, hija de Victor y esposa de Joel, con su vientre claramente hinchado por el embarazo. Victor, deteniendo el entrenamiento, frunció el ceño al verla.
—"Gaby, ¿qué ocurre? ¿Joel te dejó sola?" —preguntó mientras se acercaba rápidamente.
Antes de que Gaby pudiera responder, Yenli Nasco llegó corriendo desde la calle, deteniéndose junto a ellos con un leve jadeo. Al igual que Gaby, Yenli tenía un vientre claramente abultado, señal de su avanzado embarazo. Victor, al notar esto, abrió los ojos de par en par, completamente sorprendido.
—"¡Ustedes dos están embarazadas!" —exclamó, señalando primero a Gaby y luego a Yenli, incapaz de procesar lo que veía—. "Joel no me dijo nada, ¡y Nine Sharon tampoco!"
Gaby, manteniendo la calma, respondió mientras acariciaba su vientre:
—"Joel no lo sabe. Desapareció antes de que pudiera contarle que estamos esperando gemelos".
Yenli, igual de preocupada, agregó:
—"Nine Sharon tampoco sabe que estoy embarazada. Lleva dos semanas desaparecido, y nadie sabe dónde está. Pensé que tú podrías tener alguna idea".
Victor, todavía asimilando la situación, pasó una mano por su frente y suspiró profundamente.
—"Esto no tiene sentido... Joel y Nine Sharon nunca desaparecerían sin una buena razón".
El silencio se apoderó del momento mientras Victor intentaba mantener la compostura. Finalmente, volvió a mirar a ambas mujeres, su semblante cambiando a uno más serio y determinado.
—"Escuchen, no sé dónde están Joel y Nine Sharon, pero voy a encontrarlos. Prometo que los traeré de vuelta a salvo".
En ese momento, Luci, esposa de Victor, salió de la casa, atraída por las voces. Al ver a Gaby y Yenli, su mirada se suavizó, aunque también reflejaba preocupación.
—"Victor tiene razón" —dijo mientras tomaba las manos de Yenli y Gaby—. "Ustedes necesitan descansar y cuidarse. Nosotros nos encargaremos de esto".
Mientras Luci guiaba a las dos mujeres al interior de la casa, Victor se quedó en silencio pensando.
Victor, furioso al ver el estado de sus amigos, abrió un portal en medio del patio. Su intención era ir solo, pero Gaby y Yenli, firmes en su decisión, tocaron su hombro antes de que pudiera entrar.
—"Vamos contigo. No importa lo que pase, no nos quedaremos atrás" —dijo Gaby, su mirada determinada.
Victor suspiró, sabiendo que no tenía sentido discutir con ellas. Con una mezcla de frustración y aceptación, avanzó hacia el portal junto a sus dos acompañantes.
Al cruzar, llegaron a la nada absoluta, un lugar donde la realidad parecía desvanecerse. Allí, encontraron a Joel y Nine Sharon, malheridos pero aún luchando contra las diosas Lupe, Anahí y Murasaki, quienes parecían estar en perfectas condiciones.
Victor, sin pensarlo dos veces, se lanzó al combate. Con movimientos rápidos y contundentes, golpeó a las tres diosas con fuerza, interrumpiendo la batalla. Luego, juntó sus manos en una postura de dedos, evaluando una técnica.
—"¿Qué tal...?" —murmuró, pero luego negó con la cabeza, apartando las manos—. "Nah, mejor no. Lo estructuraré después".
Alzando ambas palmas hacia el frente, Victor creó una bola de energía colosal, que comenzó a expandirse, llenando el vacío alrededor.
—"Blaster Solar Outversal" —anunció con una voz que resonó en la nada.
La gigantesca esfera brillaba con intensidad cegadora. Sin dudarlo, Victor la lanzó directamente hacia las diosas. Mientras la explosión se gestaba, Victor corrió hacia Joel y Nine Sharon, agarrándolos con rapidez.
—"¡Gaby, Yenli! ¡Entren al portal ahora!" —gritó mientras el caos se desataba a su alrededor.
Sin embargo, antes de que pudieran escapar, el arcángel Miguel apareció repentinamente, deteniendo la energía de Victor con un movimiento imponente. El impacto entre el poder de Victor y la intervención de Miguel causó una explosión descomunal que comenzó a destruir el lugar.
Aprovechando la oportunidad, Victor lanzó a Nine Sharon y Joel hacia el portal, quienes lograron tomar a Yenli y Gaby antes de que este colapsara. Las mujeres cruzaron con ellos, pero Victor se quedó atrás.
—"Es ahora o nunca..." —susurró, con una sonrisa calmada mientras la explosión lo alcanzaba por completo.
El portal se cerró justo antes de que Gaby pudiera gritar su nombre. En la nada absoluta, la energía desatada por Victor dio lugar a algo completamente nuevo: una nueva vida nacía en aquel espacio vacío, una chispa de creación en medio del caos.
Victor, atrapado en el centro de la explosión, despareció entre la energía radiante, dejando atrás una sensación de sacrificio y renovación. En la Tierra, Gaby y Yenli, abrazadas por Joel y Nine Sharon, miraban al cielo, sintiendo que Victor aún estaba ahí, en algún lugar, marcando el comienzo de algo más grande.
Victor emergió de la devastadora explosión, su cuerpo parcialmente quemado, pero regenerándose rápidamente gracias a su increíble resistencia. De pie en medio de los restos de la nada absoluta, alzó la vista hacia el arcángel Miguel, quien permanecía ileso, flotando en el aire, con una expresión serena pero firme.
—"¿Aún sigues ahí, intacto?" —preguntó Victor, su voz cargada de fuerza, pero con un deje de cansancio—. "Siempre protegiendo las reglas, ¿no? Pero dime algo, Miguel… ¿Hasta cuándo van a seguir deteniéndolos? Ellos necesitan una oportunidad. Ya se la dieron a los demás. Solo quedan ellos".
Miguel descendió lentamente, su presencia irradiando autoridad. No habló de inmediato, observando a Victor con una mezcla de respeto y cautela.
—"Sabes perfectamente por qué estoy aquí, Victor. No son ellos quienes nos preocupan... Es lo que viene. Tú también lo sientes, ¿verdad? Esa sombra que amenaza con consumirlo todo. No es cuestión de oportunidades. Es cuestión de sobrevivir".
Victor apretó los puños, dejando que los restos de energía a su alrededor se disiparan. Su mirada, seria y penetrante, no se apartaba de Miguel.
—"¿Miedo? Es eso, ¿verdad? Le tienen miedo a lo que viene. Y por eso, en lugar de prepararlos, los mantienen encadenados, débiles, sin opciones. Pero déjame decirte algo, Miguel… Esa no es la forma de salvar nada".
Miguel pareció dudar por un momento, su expresión endureciéndose. Pero Victor no había terminado.
—"Ellos son fuertes. Lo han demostrado una y otra vez. Joel, Nine Sharon… incluso esas diosas testarudas. Todos ellos tienen algo que ofrecer. ¿Por qué no darles la misma oportunidad que me dieron a mí? Si realmente se acerca algo tan aterrador, entonces vamos a necesitar a todos los que puedan luchar. Y tú lo sabes".
El silencio entre ellos se volvió pesado, casi palpable. Finalmente, Miguel bajó la mirada, como si las palabras de Victor hubieran tocado algo profundo.
—"No es tan sencillo, Victor. Las reglas están para proteger el equilibrio. Pero..." —el arcángel hizo una pausa, su voz suavizándose—. "Tal vez tengas razón. Tal vez, esta vez, necesitemos romperlas".
Victor, regenerado por completo ahora, dio un paso hacia adelante, sus ojos llenos de determinación.
—"No tal vez, Miguel. Lo sabes tan bien como yo. Sin ellos, no hay futuro".
El arcángel asintió levemente, su resolución tambaleándose por primera vez en siglos. Algo grande se acercaba, y ambos sabían que esta vez, el equilibrio no sería suficiente.
Victor, completamente regenerado, se acercó a Miguel con pasos firmes. Su mirada transmitía una mezcla de cansancio y determinación. De pie frente al arcángel, cruzó los brazos y habló con voz firme pero serena.
—"Déjalos ser libres, Miguel. Yo mismo me encargo si se salen de control. Siempre lo hago".
Miguel levantó una ceja, observando a Victor con cautela.
—"¿Te das cuenta de lo que estás pidiendo, Victor? Esto no es solo cuestión de fuerza. Es cuestión de equilibrio, de..."
Victor lo interrumpió levantando una mano.
—"Equilibrio, reglas, normas… ya he escuchado todo eso antes. Y dime, ¿dónde está ese equilibrio cuando las cosas se desmoronan? ¿Dónde están esas reglas cuando lo único que queda es destrucción? Mira, Miguel, no soy un santo. Pero siempre he hecho lo que se necesita. Y esta vez no será diferente".
Suspiró profundamente, como si el peso de la responsabilidad que estaba asumiendo fuera casi insoportable, pero también familiar.
—"Si se salen de control, yo mismo los detendré. No necesitarás interferir. Pero lo que no podemos hacer es seguirlos encadenando. Dale a Joel, a Nine Sharon, y a los demás la libertad que necesitan. No por ellos, sino por lo que viene".
Miguel se mantuvo en silencio por unos segundos, su expresión indecisa. Finalmente, dejó escapar un suspiro y asintió ligeramente, aunque todavía con reservas.
—"Muy bien, Victor. Pero entiéndelo, esto va más allá de ti, de ellos, o incluso de mí. Si algo sale mal..."
Victor sonrió levemente, aunque su rostro mostraba el peso de la decisión que había tomado.
—"Si algo sale mal, Miguel, yo cargaré con la culpa. Siempre lo hago".
El arcángel se quedó quieto, como si aún estuviera evaluando las palabras de Victor. Finalmente, con un gesto solemne, desapareció en un destello de luz, dejando a Victor solo, mirando hacia el vacío que lo rodeaba.
Victor suspiró nuevamente, ajustándose su ropa desgarrada.
—"Siempre cargando con todo… pero así es como debe ser".
Se giró hacia el portal que apenas comenzaba a estabilizarse, listo para liberar a quienes aún esperaban su oportunidad.
Victor salió del portal, apareciendo en la sala de su casa. Su presencia llenó el lugar con una mezcla de alivio y respeto. Allí estaban Joel, Gaby, Nine Sharon y Yenli Nasco, todos visiblemente más relajados, aunque aún con rastros del reciente caos en sus rostros. Gaby y Yenli se sentaron juntas, mientras sus vientres evidenciaban los próximos nuevos miembros de la familia.
Victor se cruzó de brazos, observando a todos con una mirada mezcla de cansancio y curiosidad.
—"No se preocupen," dijo con una ligera sonrisa, "ya arreglé todo. Pero ahora ustedes me deben una explicación."
Se giró hacia Joel primero.
—"Joel, ¿por qué no me dijiste que Gaby estaba embarazada? Y tú, hija," añadió mirando a Gaby con un tono más paternal, "¿por qué no me lo contaste antes?"
Gaby desvió la mirada, un poco avergonzada, pero Joel intervino antes de que ella pudiera responder.
—"Victor, yo quería contártelo, de verdad. Pero con todo lo que estaba pasando… pensé que no era el momento adecuado."
Victor soltó un suspiro, luego miró a Nine Sharon y Yenli.
—"Y tú, Sharon, tampoco me dijiste nada de Yenli. ¿Qué pasa, eh? Parece que todos querían guardarme secretos."
Nine Sharon se encogió de hombros, sonriendo un poco nervioso.
—"No fue intencional, Victor. Solo… las cosas han pasado.
Victor sonríe despreocupado y todos entran a casa para poder comer.
Fin.