—Acabas de decir que mi amigo rayó tu coche, ¿no es así? ¡Lo admito! ¡Compro este coche! —Xiao Yi afirmó con indiferencia.
—¿Qué?
Todos los espectadores no pudieron evitar quedar enormemente impactados; no esperaban que el feroz Xiao Yi pronunciara tal frase.
¿Quería decir que iba a compensar los cien mil yuanes?
¿Se había vuelto loco?
Justo cuando los demás estaban listos para dejarlo pasar, ¿él estaba ansiosamente ofreciendo entregar el dinero? ¿Cómo podía haber un acto tan tonto en el mundo?
El grupo de personas quedó completamente atónito, pensando que sus oídos les estaban engañando.
Después de un rato, volvieron en sí, con una sonrisa forzada e incómoda en sus rostros, miraron a Xiao Yi, —Esto… hermano, deja de bromear.
Todos pensaron que Xiao Yi se estaba burlando de ellos, mofándose, como represalia por sus comentarios anteriores.
