—Observando sus saltos casi frenéticos —dijo Liang Fei con diversión secreta—, Director Liu, no le diré a su esposa si no quiere que lo haga, pero eso no significa que no haya un costo involucrado. Aún así debería darme algo por mi silencio.
¡Maldición, tan maquiavélico, para atreverse a extorsionarme!
El Director Liu lo maldijo internamente, pero aun así no se atrevió a ofender al hombre frente a él y solo pudo conseguir sacar una sonrisa mientras preguntaba:
—Joven Maestro Liang, me pregunto... ¿Qué tipo de beneficio le gustaría?
—Hehe, el tipo de beneficio depende de cómo quiera mostrar su agradecimiento —dijo Liang Fei mientras caminaba hacia la pequeña caja fuerte escondida en la esquina.
Al ver esto, el Director Liu sintió que su corazón saltaba con alarma y maldijo por lo bajo.
Este chico es demasiado astuto; ¿sabe acerca del tesoro escondido en la caja fuerte? ¿Qué debo hacer ahora...?