—¡Ah! —Su Xinlan estaba diligentemente limpiando las manchas de agua en los pantalones de Liang Fei cuando de repente encontró esta escena, lo que le provocó un grito, y rápidamente se levantó y retrocedió.
Cuando se levantó, su delicado rostro ya se había puesto de un rojo brillante.
—Esto... lo siento, yo... —La expresión de Liang Fei también era extremadamente incómoda en ese momento. Aunque intentaba fuertemente suprimir el "orgullo" de su hermanito levantándolo, solo empeoraba las cosas.
Sin otra opción, Liang Fei tuvo que sentarse en el sofá, cruzando sus piernas, utilizando esto como una oportunidad para cubrir su vergüenza.
Esta situación parecía difícil de calmar pronto. Durante su incómodo momento, de repente escucharon a alguien entrar al patio del comité del pueblo, y la voz de un hombre llamando: