Al escuchar esto, Hao Jian sintió de repente un dolor agudo en su corazón, como si lo hubiera pinchado una aguja, ligero pero sofocante.
—Preferiría que nunca hubieras aparecido —Shu Ya también miró a Hao Jian con decepción.
—¡Así no tendría que experimentar el dolor de perderte! —luego añadió.
—¡Vamos! —Shu Ya se dio la vuelta y subió al auto.
Ruo Lan la siguió sin expresión.
—Papi. Quiero a papi —Tongtong lloraba, extendiendo su mano y agitándola en el aire, intentando agarrar al cada vez más distante Hao Jian.
Impulsado por una fuerza desconocida, Hao Jian dio un paso adelante, queriendo decir algo, pero terminó incapaz de hablar en absoluto.
—¿No te vas? —preguntó Shu Ya a Xiao Qiang.
—Tú vuelve primero, yo regresaré por mi cuenta más tarde —dijo Xiao Qiang con una sonrisa.
—¡Como quieras! —Shu Ya estaba demasiado frustrada para malgastar más palabras, e inmediatamente arrancó el Escarabajo de Xiao Qiang, alejándose del lugar.